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El cambio en su vida fue progresivo, lento pero gradual. Lo tenía que admitir. La ayuda de la familia Itadori siempre estuvo presente y así pasaron dos años. 

Se hizo increíble, cuando aquel alfa tan peculiar le dejó un apartamento para él y sus hermanos.

Mientras recogía las últimas maletas, la nostalgia pasó por su mente, era cierto que había vivido temores y malos momentos en esas paredes, pero también puede decir abiertamente que experimentando diversidad de emociones: felicidad, risas, alegrías a su manera con cada uno de sus hermanitos.

Al perderse momentáneamente en esos recuerdos gratos, lo hizo dejar escapar una sonrisa.

Al principio estaba reacio, pero la generosidad de aquella familiar lo hizo que confiara más que su propia madre, Jin le estaba ofreciendo un trabajo, estudio y una mejor calidad de vida para sus hermanos, esa era su motivación, por esa razón, allí estaba, enfrentando a su madre antes de irse de aquel roído y desgastado, lugar donde vivió gran parte de su infancia.

—Nos vamos madre — Sus hermanos, se encontraban afuera a la espera de él.

Choso no levanta la mirada ante su madre, la cual estaba sentada en el piso. La mujer lo mira con indiferencia y suelta una carcajada, desde hace rato observaba todo sin decir nada, es más como si ni le importara lo que estuviera pasando.

— Me alegra, por fin el silencio reinará en este asqueroso lugar — lo dice a la vez que se estira un poco y se levanta de aquel suelo opaco, por su estado intoxicado, no puede levantarse del piso frío y vuelve a reírse por su intento fallido.

La cara del joven muestra una aflicción al escuchar a su propia madre, se le hace completamente indignante que dijera aquellas absurdas palabras sin una pizca de simpatía por sus propios hijos. Choso aprieta fuertemente su mano para retener su impotencia, a tal disparate de su madre.

«Las alfas no tienen instinto materno» Escucho una vez, cuando estaba con sus hermanos distrayéndose un poco por un parque de la zona. «Por eso son indiferentes con sus cachorros» ¿por eso su madre era así con ellos? Se preguntó aquella vez, aunque se quería meter en la conversación, para plantearle a esas personas sus dudas, pero, no lo hizo, solo siguió escuchando a lo lejos a la vez, mantenía sus ojos puestos en sus pequeños hermanos, que corrían de un lado a otro. «No le gusta criar a sus hijos, prefieren darle la responsabilidad a un beta o un omega, ya que creen que los rebajan a un omega cualquiera». ! AH¡Esa es la razón!

Desde entonces, Choso excusaba a su madre con ese razonamiento sin fundamento que escucho de dos personas aleatorias en el parque, siempre protegió a su madre con aquel pretexto de «Es que mi madre es alfa, es parte de su instinto» cada vez que descuidaba a sus hijos, cada vez que se enfermaban, cada vez que pasaban hambre, sí, él mismo no quería inculpar a su propia madre por su creencia.

Toda esta conversión, cambió enormemente cuando conoció a los Itadori, eran dos alfa con instinto para ayudar y encaminarlo a él y su propia familia, ¿pero entonces? Si eran dos alfas, ¿Cómo podían aconsejar y guiar tan fácilmente? ¿Cómo aquel alfa mayor podía mostrar preocupación por sus hermanos cada vez que se lastimaban, a su vez los regañaba? ¿Cómo ese hombre llamado Jin le hacía ver la vida con varios puntos y ayudarlo a enfocar cuál podría ser la más conveniente? Aquí en este punto de reflexión se dio cuenta de algo, ambos Alfas estaban criando de manera indirecta a los hijos de una desconocida y también se dio cuenta de algo que poco a poco había olvidado, él también era un alfa.

𝓵𝓪𝔃𝓸 [Goyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora