~𝟐𝟒~

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Al ver como el extraño le quitaba a su hermano de las manos, lo hizo gruñir instintivamente. El alfa solo lo miro con calma.

— ¡Tranquilo! — El alfa embozo una sonrisa de confianza— por aquí cerca queda una excelente clínica.

Choso parpadeó incrédulo, después desvió la mirada avergonzada, fue él mismo que le pidió ayuda al mayor.

—¡Vamos, no perdamos más tiempo! — el extraño lo jalo del brazo para empezar a andar a través de la fuerte lluvia.

*

**

***

Choso estaba completamente aturdido, la incertidumbre estaba presente en su mente.

¿Debía confiar abiertamente en el extraño? 

No iba a negar que ese alfa le pareciera completamente divergente a lo que usualmente describían a un alfa en su sociedad, se veía completamente dócil, amable y para nada calculador, además de tener una apareciera bastante jovial y nada altanera, en pocas palabras, no se aprecia en nada a la descripción propia de un alfa o lo que él mismo conocía como tal. Será que, su propio instinto malinterpreto todo y simplemente era un beta o un omega fuertemente impregnado por las feromonas de un alfa, olfateo un poco sin lograr dar con una respuesta aceptada, fuera lo que fuera él, simplemente no apartar la mirada de aquella extraña persona y su ansiedad escalaba a grandes pasos.

Los dos estaban sentados en una sala de espera.

Choso tenía varios minutos esperando por su pequeño hermano hace buen rato que se lo habían llevado, el hecho de no saber y mi ver qué le estaban haciendo a Kosso, provocaba reacciones involuntarias en él, una de ellas era el descontrol de sus propias feromonas.

El joven alfa tiembla y aparta la mirada del extraño, para observar un poco más su entorno, de alguna forma todo el lugar le recordaba esa zona adyacente donde iba y venía su madre, cuando apenas tenía 3 años de edad, un recuerdo completamente doloso que hasta el día de hoy se mantea tan vivido en su mente, era completamente irónico que para salvar a su pequeño hermano debía entrar a un lugar, que de alguna forma le resultaba completamente familiar, el blanco reinaba por todo el área, solo para relajar y mantener en calma la mente de la gente que se encontraba a la espera de alguna noticia, el frío era tan fuerte que penetraba a través de su piel hasta llegar al hueso, se paró a pensar que solo tal vez ese frío era incluso más fuerte que aquel que se coloca a través de las desgastadas paredes de su hogar e incluso se sentía más que aquel horrible lugar donde pasó los primeros años de vida y como no olvidar el olor tan característico que espaciar la propia clínica, el cual que era una mezcla de varios productos químicos con el afán de esterilizar el lugar.

¿Si todo era un malentendido? 

Y simplemente era una vil trampa que hacerlo volver a ese despreciable lugar, donde no solo experimentaba con su madre, sino que también lo sometían a toda clase de estudios, lo único bueno de todo ese asunto era que, él y su madre eran los "exclusivos" para dicho estudio y sus otros dos hermanos no eran incluidos en tales "rutinas" de estrés constante.

O si era uno de esos tipos raros que siempre intentaban intimidar para que se incorporara a un clan y ser parte de una clase social prestigiosa.

Volvió a ver de reojo al extraño pelirrosa. El cual mantenía su vista al frente y él parecía perdido en sus pensamientos.

Choso intentaba analizar cada gesto que lo ayudara a descifrar al pelirrosa, pero solo dio con un aura de simpatía, No lo iba a negar, eso hacía que su impaciencia invadía cada célula de su cuerpo, y ¿Cómo no? Primera vez que alguien le prestaba su apoyo sin tener una malicia escondida.

𝓵𝓪𝔃𝓸 [Goyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora