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Aquella noche de estrellas para ellos fue completamente mágica e inolvidable, pero no por ninguna clase de practica extramatrimonial sino más bien porque compartieron sentimientos y emociones únicas, no estaban desnudando sus cuerpos, desnudaban sus almas ante el otro, y se entregaban tal cuales eran a la otra persona. Un vínculo único e intenso, pero mucho más sano que el antiguo.

Camilo miraba a los ojos de Mirabel y sentía como si el universo se mostraba en ellos. Bajo la luz de la luna, y aquellos solo brillaron más cuando Camilo hizo aquella pregunta, la cual fue completamente afirmativa. 

- ¿Estás segura? - cuestionó Camilo 

Mirabel asintió frenéticamente.

- Ni si quiera se porque me has preguntado - sonríe - si ya me habías dicho que pensabas llevarme arrastras a la iglesia, y amenazarías al cura hasta que nos casara - bromea.

Camilo junta sus frentes de nuevo soportando el mínimo peso de ambos gracias al agua que los sustentaba. Sentir piel con piel de esa forma, era completamente nuevo para ambos, pero agradable a su vez, había esperado mucho para estar en ese contacto con ella, esa semana lejos de ella había sido difícil, pero entre sus primas y hermana, habían dormido con Mirabel para que ella descansara sus pesadillas, pero había también corroborado que Mirabel no se calmaba con cualquiera, daba gracias a que Dolores un día se apiadó de ambos y permitió que Camilo durmiera con ella, fue una especie de pijamada, pero muy extraño para Dolores si ve a su hermano pequeño en situaciones comprometidas con tu prima pequeña. 

Dolores prácticamente se había convertido en su alcahueta, y por ellos aquellos consejos tan interesante, ella era quien más había visto sufrir a Camilo sin Mirabel y quien cargaba con él de vuelta a casa. Y era gracias a ella que tuvieran esa noche solos.

Camilo apreciaba y tocaba cada detalle de Mirabel mientras pensaba internamente para si que jamás dejaría que nadie la viera de esa forma. 

Era totalmente consciente de que a su familia no le gustaría que se comprometieran con tan poco tiempo, sobre todo si tan solo había pasado una semana desde que oficialmente era su pretendiente, pero si un Madrigal se enamora una sola vez en la vida, significaba que dentro de muchos años la seguiría amando igual, la diferencia es que ella sería solo suya y podría volver a dormir con ella, y no tendrían que tener celestinos, desde luego que para Camilo eran solo ventajas. 

- Camilo - susurro Mirabel pegada a su cuerpo - dime realmente que pensaste cuando quería salir del encanto - apoya la cabeza en su cuello mientras se deja mecer por el agua.

- No voy a decirte que en ese momento ya te amaba, porque no es cierto, ni sentí ni de cerca nada de lo que siento ahora, pero si te diré que sentí miedo, creí... - la abraza con más fuerza - creí que la familia se rompería, que todo el mundo se separaría, y de cierto modo, pensé que todo el encanto desaparecería al igual que la magia.

- ¿Y luego? 

- Con el tiempo, la magia y el encanto, al igual que la familia, me dio igual, después solo pensaba en ti, y en que tu eras mi magia y mi encanto, y no solo eso, creí que si te perdía no tendría sentido seguir - susurra.

Mirabel asiente.

- ¿No estas decepcionado por ver mi cuerpo? 

Camilo niega, la separa un poco de él, y ella se vuelve a colocar de pie en el pequeño lago.

- Mirabel, tu cuerpo, es el cuerpo de la mujer que amo - declara llevando sus manos a la mejilla de ella - y aunque en encanto hayan muchas más mujeres - se encoge de hombros, ella no me pueden hacer sentir lo mismo que tú, por tanto, a mi parecer, es completamente inútil.

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora