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Dentro de la tradición, prácticamente ambos querían una boda sencilla, para ellos era una pura formalidad para poder estar juntos de nuevo. La casa Madrigal estaba llena al completo preparando a los novios, lo cuales eran los más relajados de todos, ellos solo querían que terminara ese día para seguir sus vidas como las habían planeado. Pepa desde luego era la más histérica, sobre todo en el momento en que la novia desapareció de la habitación de Isabela, lo cual hizo que toda la casa se volcara en buscarla.

- Nos van a pillar - susurra Mirabel a Camilo una vez se alejan lo suficiente de la casa mientras todos estaban distraídos - tu madre provocará un huracán si no vuelvo deprisa, y cuando se entere que tampoco estás tú, se volverá completamente loca 

Camilo se encoge de hombros.

- Mi madre ya estaba loca.

Mirabel alza la ceja.

- ¿Nunca has escuchado que da mala suerte ver a la novia antes de la boda?

Camilo coloca un gesto de burla.

- Si mis padres pudieron casarse en medio de un huracán... - insinúa burlón ganándose un golpe por parte de Mirabel - no te robaré mucho tiempo - rueda los ojos.

Mirabel le mira interrogante, se cruza de brazos.

- ¿Qué pasa? No me digas que te has arrepentido - cuestiona

- Ja, más quisieras, te va a tocar aguantarme lo que nos queda de vida - la toma de la cintura acercándola a él - quiero darte una cosa - susurra cerca de su oído dándole un ligero lametón en la zona consiguiendo que ella se estremezca. 

- ¿Qué quieres darme? - susurra de vuelta ella

Camilo se mete la mano en el bolsillo, y saca un collar de oro, delicado.

- Me hubiera gustado dártelo la noche de conmemoración del encanto - mira sus ojos - pero no quería incomodarte, además, en ese momento no tenía claro si debía dártelo - se encoge de hombros - supongo que el miedo me pudo - se da la vuelta para colocárselo

- ¿Qué es?

- Es un collar de oro, me lo dio mi abuela, la madre de mi papá - aclara - me dijo que se lo diera a la mujer con la que me casara.

Mirabel coloca una cara de confusión.

- ¿No dijiste que querías dármelo en la conmemoración del encanto? No entiendo.

Camilo da un beso en su cuello tras terminar de colocar el collar.

- En realidad - apoya la cabeza en el cuello de ella - la primera vez que te di un masaje estuve buena parte de la noche pensando como se te vería.

- ¿Por qué nunca me lo dijiste?

- Porque no tenía valor para decirte que te imaginaba en mi cama desnuda solo con el collar - admite completamente colorado.

Mirabel traga saliva, ha empezado a ponerse nerviosa.

- ¿Me lo das ahora para cumplir la fantasía esta noche? - cuestiona avergonzada.

Camilo niega sin separarse del cuello de ella.

- Te lo doy porque llevo más de diez años pensando dárselo a quien fuera mi esposa - murmura - pero supongo que ya pensé que era para ti incluso antes de amarte.

- No tienes remedio - sonríe Mirabel.

- Y por eso agradezco que al igual que yo te escogí, tu me hayas escogido a mi - la abraza por la espalda - no dejes que esta noche me comporte como un cerdo, sabes que esto es solo la ceremonia obligatoria que me permite estar contigo para siempre, pero, yo jamás haré nada que no quieras,  y eso es independiente de si estamos casados - besa su mejilla - si esta noche no quieres, no te fuerces - dice con suavidad - para mi ya es bastante tenerte conmigo, no tienes que darme nada si no estas lista.

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora