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Camilo corría desesperado de vuelta a casa, sentía como los pulmones estaban encendidos en fuego incandescente, pero no podía detenerse, el sudor le recorría por completo, y sus ojos estaban nublados, se resbalaba y caía pero volvía a levantarse de vuelta solo para seguir corriendo de vuelta.

- ¡MIRABEL! - gritaba de camino de vuelta, ya le daba igual todo lo demás.

La estaba perdiendo, lo notaba, según ella se marchaba Camilo notaba como algo se rompía. La desesperación le podía y a pesar de que se tropezara con gente él estaba completamente obnubilado, su única idea era volver a casita.

Las lágrimas caen de sus mejillas, su rostro está rojo, y sus pupilas ya no enfocan.

Abre la puerta de casita de una patada.

- ¡MIRABEL! - grita a todo pulmón - ¿¡DONDÉ ESTÁS!? 

Mira a todas partes con desesperación, y ve la puerta de su habitación abierta. 

A paso rápido y de zancadas casi voló hacía allí. 

- Mirabel - bramo cuando estuvo en la puerta, pero nadie respondía.

Buscó con la mirada por todas partes de la habitación, pero ella no estaba, gira la cabeza hacia el baño, la luz está encendida y la puerta entre abierta.

Corre hacia allí a paso rápido y estampa la puerta contra la pared para pasar, a estas altura lo de menos era controlar el tema de la fuerza.

Se paraliza, ella está tendida en el suelo, sus ojos están cerrados, sus muñecas sangran completamente abiertas sin ningún pudor y su piel se vuelve cada vez más pálida.

- No - niega apresuradamente - no no no no ¡no! - brama con desesperación colocándose de rodillas en el suelo a su lado - Mirabel - la sacude pero ella no responde - Mirabel - la zarandea fuerte - ¡MIRABEL! - la toma de los hombros y la sacude con toda sus fuerzas - ¡MIRABEL MADRIGAL! ¡DESPIERTA! - pero ella no reacciona 

Camilo se desespera y la abraza contra su pecho.

- No nos mates - susurra agónicamente a su oído - Mirabel - habla con lagrimas y su voz poco a poco va rompiéndose.

Respira fuerte.

- No - la separa de su cuerpo y vuelve a tumbarla - no te irás - asegura - así tenga que ir a buscarte al mismisimo inframundo, te vas a quedar - aprieta la mandíbula

Mira a su alrededor y no encuentra nada para tapar las heridas. Respira entrecortadamente. Se mira a si mismo.

- ¡DOLORES! - grita sabiendo que a dejado la puerta abierta - ¡TRAE A TÍA JULIETA! ¡MIRABEL AÚN RESPIRA! ¡SI COME SU COMIDA PUEDE CURAR SUS HERIDAS! ¡RAPIDO! - vocifera son ansiedad - Yo me ocuparé de mantenerte viva. - mira a Mirabel

Se quita la ruana la tira lejos, de seguido se desprende de su camisa, y comienza a romperla todo lo fuerte que puede hasta que cede. 

Una vez está echa tiras las moja con agua fría para cortar la hemorragia y envuelve las muñecas de Mirabel con ellas, apretándolas fuerte para evitar que salgar más sangre. 

- ¡DOLORES DATE PRISA! - brama con furia

Mira a todas partes pero sabe que la vida se le está escapando. 

Se lleva las manos a la cabeza, mira la bañera. 

- El agua fría hace que los vasos sanguíneos se contraigan y hará que salga más lento la sangre al menos momentáneamente - murmura para si

Se adelanta hacia la bañera y le coloca el tapón, el agua fría empieza a llenar la bañera.

La coge en brazos y la mete en la bañera.

- Mirabel - murmura con la mandíbula apretada mientras deja caer las lagrima - no puedes morir - niega mientras la zarandea - no puedes hacerme esto, eres mi vida - musita

La piel de Mirabel poco a poco va perdiendo todo el color, pero no es por el frío...

- No van a llegar a tiempo - dice agónicamente - Mirabel... 

Mira hacia la puerta, y sale corriendo de camino a la cocina.

Rebusca por todas partes con la intención de encontrar algo de la comida de su tía, ya que lo único que tiene ahora mismo son los remedios para dormir, pero sabe que no puede permitirse dárselos, corre el riesgo de que no despierte. 

Busca por todas partes, pero no ve nada. Gira la cabeza hacia fuera de casita, y ve como sus familiares y más gente vienen corriendo, pero tal y como a supuesto, no llegarán a tiempo.

Aprieta los puños, sabe que solo la comida de su tía puede salvarlo ahora o si quiera una bebida, como el ponche que hizo que hizo esa mañana, el cual...

<<Guarde el mío para Mirabel...>> se dice

De forma apresurada se encamina hacia donde lo dejo, y está el vaso tal cual y como lo dejó. Con ansia lo agarra y vuelve rápidamente a su habitación para verla.

Está dentro de la bañera aún, ahora mismo el frío y el agua que ha detenido parcialmente la hemorragia es lo único que la mantiene viva, y se ve que está dando sus últimas exhalaciones.

Camilo deja el vaso en el suelo y con rapidez saca a Mirabel del baño colocándosela en las piernas, la junta contra su pecho, puede sentir como el corazón de ella se debilita y comienza a ir cada vez más despacio a un nivel alarmante. 

Coge el vaso y lo coloca en los labios de Mirabel, pero ella no reacciona, sigue igual de estática.

- Por favor - suplica Camilo - te necesito...

Pero ella sigue sin ninguna reacción de su parte, y sus últimos latidos empiezan a sofocarse. Camilo sin saber que hacer solo se le ocurre un idea. La tumba del todo en el suelo, llena su boca con todo el ponche que puede, le tapa la nariz a Mirabel, y junta sus labios para pasarle el líquido y lo trague de forma involuntaria, probando por fin aquellos labios que llevaba tanto tiempo deseando, para darle el beso de la vida....

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora