38

520 58 19
                                    

Cuando abrió los ojos estaba de vuelta en su casa, tumbado en la cama matrimonial. Pero era diferente, hacía semanas que nadie pisaba aquello y olía a cerrado, frío y ligeramente polvoriento. Por leves segundos se cuestiona que hace allí, y por leves momentos piensa que Mirabel saldrá del baño o estará entrando por la puerta, o simplemente estaría preparando el desayuno para ambos antes de despertarlo como varias veces había sucedido ya. 

Pero al recordar todo lo acontecido, sabe que eso no pasará. La casa que había construido para ella ahora estaba vacía, porque si de algo estaba seguro es que sin ella, eso jamás será un hogar de nuevo. 

No tiene ganas ninguna de levantarse, pero desde luego que necesitaba ver todo con sus propios ojos, al menos, para ver si eso podría ser realmente una pesadilla.

Cabeza baja, ojos hundidos, suspiros cortos y sin alma, básicamente un cuerpo vacío. No podría decir que le dolía el pecho o que le dolía algo, él le entregó su corazón, y cuando ella se fue, se lo llevó todo.

<< Todo esto ocurrió porque fui egoísta y no la dejé marchar en su momento, si ella se hubiera ido de encanto nada de esto hubiera pasado. Nadie hubiera echo teorías sobre sus posibles poderes ni nada parecido, no se hubiera montado todo esto. Pero ella estaría bien.>> suspira derrotado << Y quizás con los años nos hubiéramos vuelto a ver, no durante mucho tiempo, yo ya sabiendo que se irá de nuevo, y ella tan guapa, seguro que me hubiera olvidado, y me hubiera dicho que lo nuestro eran puros juegos de niños. >> niega <<ahora daría todo por volver en el tiempo y obligarla a que se fuera.>>

Al tocar el suelo de la planta baja notó que toda su familia estaba reunida en el patio de esta.

<<Cierto, casita se quemó, pues que se queden con esta, a mi ya no me sirve para nada.>>

Sin embargo, cuando le notaron pudo observar como todo el mundo se había callado misteriosamente. Alza la ceja confundido, cuando ve como todos sus familiares comienzan a tapar a alguien que está en el centro del patio, sentado en una silla.

- ¿Qué está pasando? - se cruza de brazos.

- Camilo - ataja Pepa - debes descansar, ¿Por qué no vuelves arriba? 

- ¿Qué ha pasado? - repite en un tono mucho más grave

- Camilo - habla Isabela esta vez - enserio cuñado vuelve arriba

- Si me estáis ocultando a mi esposa que sepáis que no me impediréis verla. 

Todos se miran entre ellos.

- Camilo en serio - murmura Julieta - será mejor que subas. 

Frunce el ceño, algo no cuadra.

- ¿Por qué estáis con esa cara? No veo dolor, ni desesperación, más bien, estáis asustado.

Luisa se coloca frente a él.

- No quiero hacer esto por la fuerza, sube. 

Sonríe bajando la mirada.

- Estoy inconsciente un ratito y la gente se olvida de quien manda, curioso - se burla - Luisa, por tu propio bien y el de los demás - la encara con voz grave - APARTA. 

- Camilo - se coloca Pepa a su lado intentando darle un abrazo pero él retrocede, ella suspira - Camilo... hijo lo hacemos por tu bien. 

- Tenéis tres segundos para apartaos, porque esto lo podemos hacer por las buenas, por las malas o a mi manera, y todos sabemos que preferís por las malas antes que a mi manera, en tal caso me enteraré por mi cuenta y será todo peor - se miran entre ellos angustiados de nuevo. Rueda los ojos y mira a Dolores quien hace un esfuerzo por callarse. -. Tú dirás.

- Dolores no - gruñe Félix

Sonríe, ellos han podido ver ciertas cosas, pero lo que desde luego que no podrían ver es como de desestructurada estaba ahora la mente de Dolores después de haber sido testigo de tantas cosas, todo lo que Camilo la había obligado a hacer hasta ese momento con no dormir, escuchar crimines, las cosas que él mismo le decía para mantenerla en baja guardia y ausente, se llama maltrato psicológico, nadie sabía por todo lo que Dolores había pasado hasta ahora, Camilo jamás dejó que se acercaran a ella en aquellos momentos, por decirlo suavemente, la mente de Dolores estaba seriamente jodida. Camilo lo sabía, y lo interesante de todo era que era conocedor que él mismo tenía el control.

A paso lento se acerca a ella, nada más nota la cercanía de él comienza a temblar. Se coloca detrás de ella, y suavemente coloca sus labios cerca del oído de ella para que nadie escuche lo que va a decirle. 

- Dolores - susurra cínicamente - tú y nadie más que tú, eres consciente hasta que punto estoy dispuesto a llegar, y a decir verdad acaban de matar a todo lo que me importa, por tanto, me va a dar igual sacaros la respuesta a golpes a todos vosotros, Mirabel era mi vida entera, y si ella no está, el resto me da igual, te hice saber todo lo que le pasó a Miranda, se que alguien quemó casita mientras nosotros no estábamos, y no estaba en esa casa ni en esa reunión. Te recomiendo decirme todo lo que sepas si no quieres ocupar el lugar de dicha persona en cuanto lo encuentre - gruñe bajo, escucha como ella empieza a sollozar suavemente - ¿tienes algo que decirme?

Ella traga saliva titubeante, juega con sus manos dudando ligeramente si hablar, ve como su familia niega, pero da un pequeño salto en el sitio cuando nota como los dedos filosos de Camilo a agarran con fuerza en su brazo. 

- ¿Dolores? - gruñe Camilo intentando calmar su furia.

- No sabemos quien era la embarazada que encontraron en casita, la cara estaba calcinada, pero sabemos que no era Mirabel - habla rápidamente con miedo 

- ¿Por qué no? - gruñe confundido

- Porque esa mujer tenía en la espalda una gran mancha marrón que es de nacimiento. 

La suelta de golpe, desestabilizándose, no solamente siente como el alama le a regresado parcialmente sino más bien como la sangre comienza a crepitarle como si fuera lava, aprieta los puños, la rabia, la presión, tensión y todo lo acumulado se delata.

- ¿¡DONDE ESTÁS MI ESPOSA!? 

- No lo sabemos - contesta Pepa colocando a Dolores tras ella - pero sabemos quien lo ha iniciado, no consiguió huir, pero no estaba sola, al parecer la traicionaron, la han dejado como cabeza de turco mientras los demás escapaban con Mirabel. 

- ¿¡Quien es!? - brama con la mandíbula apretada. 

De nuevo todos se miran entre ellos, separándose poco a poco para dejar ver por fin quien era la persona sentada en la silla. Ella estaba visiblemente golpeada, con sangre seca, y tenía el mismo aspecto que en la visión que Bruno había emitido hacía algunos meses.

Delante de él, con mirada asustada y gesto desencajado estaba una golpeada Miranda...

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora