Durante parte de la noche, mientras Mirabel dormía pacifica en los brazos de Camilo, este permanecía despierto, observando aquella marca, y dudando si era buena idea que el resto de su familia la viera. Por el contrario se sentía orgulloso de la misma.
Sabía por experiencia que la piel de ella, era cálida, suave, delicada y sensible, debido a las horas que había dedicado a comprobar eso al tacto. Pero, no tenía nada que ver con el sabor, casi se vuelve loco, aún tenía escalofríos de solo pensarlo, era dulce, aterciopelada, cálida, ufff, su cabeza no paraba de darle vuelta a aquello, provocándole un ligero hormigueo en la lengua. Se sentía completamente febril de deseo, y apenas había conseguido saciar nada, ahora la duda le invadía la cabeza constantemente de como sabrían otras zonas de ella. Las yemas de sus dedos, acariciaban el cuello de ella donde segundo anteriores había estado su lengua. El calor se volvía casi insoportable, casi temblaba de la excitación.
Sabía que en cualquier momento podría bajar a la cocina y buscar algo de la comida de su tía Julieta, para que los moratones y aquella marca desaparecieran, pero no quería, quería que permaneciera allí y que todo el mundo la viera, es más quería hacerle más, para que le quedara todo el mundo, y no solo aquel bastardo que trató de sobrepasarse con ella, que Mirabel era del tipo de "se mira pero no se toca". Y él se aseguraría de ello.
Ya que no solo quería aquella marca completamente intacta, se estaba preguntando como se vería con multitud de ella mientras estaba únicamente vestida con su ropa, o también verlas por su piel cuando le está haciendo un masaje.
Tiene claro que clase de pensamientos son esos, y a pesar de intentar reprimirlos, volvían solos a su cabeza, incluso intentó pensar en otra mujer llena de sus marcas con Miranda, pero el solo el hecho de pensarlo le llenaba de repulsión y disgusto. Y a su vez, sabía por aquella mala experiencia que jamás permitiría de nuevo que alguien dejara una marca en ella.
La furia volvía a él cuando recordaba a ese hombre, saber que alguien más a parte de él mismo había tenido así a Mirabel... por malo que sonara, Camilo internamente se alegraba de que a Mirabel aquello le hubiera disgustado, no sabría que hacer si en su lugar se hubiera aferrado al bastardo como lo hizo con él. Pero de nuevo el orgullo salía a relucir cuando Mirabel solo reaccionaba ante él, eso le encantaba, y se aseguraría de que durara lo máximo posible.
Baja la mirada, y la mira fijamente, está dormida en su pecho, el vestido aún está puesto en ella, se ve preciosa.
Aquel día tras la fiesta, Camilo sabía de sobra que su familia se despertaría tarde, al igual que todo el pueblo, la mayoría estuvo bailando hasta bien entrada las tres de la madrugada. Por lo que prisa por levantarse no tenía en absoluto. Pero a pesar de todo, sabía que Mirabel no la pasó tan bien como quería hacerle creer, ya que a pesar de sus gestos y miradas, no podría volver a engañarlo de nuevo. Ellos bailaron hasta la una de la madrugada más o menos, y luego Camilo la subió en brazos para llevarla a dormir, pero debía tener dolor muscular entre otros males debido a los golpes. Y Camilo, que estaba decidido a cuidarla, no quería que ella estuviera mal.
Con cuidado de no despertarla, la coloca suavemente en la cama y se retira. Va hacia el baño y una vez allí, comienza a llenar la bañera de agua caliente hasta el punto de salir vapor de ella. Coge el frasco azul y coloca una cuantas gotas en el agua, luego, a paso lento y sigiloso va hacia la habitación de Isabela, donde entra sin tocar para evitar despertarla, y tal como espera está efectivamente dormida. Sigiloso va hacía unas flores que le parecen hermosas y las arranca, tiene rosas, orquídeas y tulipanes. Y tal cual entra en la habitación, sale sin ser ni visto ni percibido por nadie, para volver a la habitación donde echa todas las flores en la bañera dándole un olor exquisito. Por último se dirige a la cocina y coge un poco de leche, y al igual que el resto, lo echa en la bañera.
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Mirame con otros ojos
Storie d'amoreMirabel ha cambiado desde que salvó el encanto, y sus sentimientos al igual que ganas de vivir se reducen a cero, y eso es así hasta que su primo Camilo, con el cual jamás ha tenido ninguna clase de relación, se da cuenta por una pequeña casualidad...