Para Camilo, todos eso días levantándose al lado de su esposa era una maravilla, se sentía dichoso, pero estaba intranquilo al ver a su mujer tomándole tanta importancia a la predicción de su tío bruno.
Y solo le descolocó más ver como Miranda observaba a su medida a Mirabel.
Camilo estaba totalmente agobiado por eso, sobre todo se preocupaba de la salud mental de ella.
- Mirabel - la llamó Camilo mientras desayunaban - ¿estás bien?
Ella asintió, pero tenía la mirada perdida.
- Hoy nos quedaremos en casa - sentenció tras ver su reacción.
- ¿Qué? - reacciona por fin ella - no - niega rápidamente - estoy bien
- Creo que necesitas descansar.
- NO - habla con brusquedad, pero relaja rápidamente el ceño fingiendo una sonrisa - estoy bien, solo necesito tomar el aire - se levanta de golpe
- Mirabel - la sigue - no tienes por que...
- Camilo - habla cortantemente separándose de él - estoy bien, solo quiero tomar el aire.
Camilo suspira, se coloca delante de ella hincando la rodilla, la toma de la mano y besa sus nudillos.
- Mirabel - susurra suavidad - mi princesa - pasa con suavidad la mano por su mejilla - ¿sabes que te amo más que nada verdad?
Ella asiente sonrojada.
<<Está bajando la guardia.>> piensa Camilo complacido.
- ¿Sabes que haría cualquier cosa por ti? - prosigue.
Ella de nuevo asiente. Camilo se coloca de pie delante de ella, con una mano la atrae a él por la cintura y con la otra la lleva hacia el mentón de ella para que lo mire.
- Hoy no saldremos de casa mi vida - le da un tierno beso en los labios.
- Estoy bien - frunce el ceño.
- Y eso me encanta - la coge en brazos de manera improvisada - pero aún así - habla encaminándose hacia la habitación - hoy me apetece nada más que estar todo el día con mi esposa en la cama haciendo la siguiente generación de los Madrigal - sonríe.
Ella pronto se colorea completamente, aparta la mirada de él con verguenza.
- Si querías eso haberlo dicho - habla avergonzada.
- Oh - dice con deje burlón - bien, pues hoy no quiero salir de mi lecho matrimonial porque pienso pasar todo el día haciéndole el amor a mi esposa - sonríe completamente burlón.
El tono y la forma en que lo dice hace que Mirabel se ponga totalmente nerviosa, se tapa la cara con las manos completamente avergonzada, haciendo que Camilo suelte una carcajada.
- Mi vida - habla Camilo antes de abrir la puerta y cerrar tras de si - ¿no decías que querías que lo dijera claramente?
- Eres de lo peor - murmura abochornada.
Desde el punto de vista normal cualquiera diría que Camilo solo quería una cosa, pero la única razón de hacer eso no era solo el puro placer carnal, sino más bien impedir que su esposa fuera a la calle donde era completamente vulnerable. Había escogido aquella mujer, y la cuidaría como tal.
Y ver a su esposa descansar tranquila en el lecho matrimonial, completamente desnuda y relajada hacia que quisiera conservar la paz en su casa por encima de todo.
Llevaban un mes y dos semanas de casados, y con lo que le gustaba estar con su mujer en la cama, estaba convencido que no faltaría mucho para el anuncio de otro Madrigal, estaba encantado por un parte, pero desde luego que no permitiría que su mujer sufriera por una niñata que no sabe encajar un "no".
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Mirame con otros ojos
RomanceMirabel ha cambiado desde que salvó el encanto, y sus sentimientos al igual que ganas de vivir se reducen a cero, y eso es así hasta que su primo Camilo, con el cual jamás ha tenido ninguna clase de relación, se da cuenta por una pequeña casualidad...