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Camilo admiraba a su esposa dormir apoyado desde la entrada de su habitación. Estaba decidido a dejarlo todo por ella, cualquier cosa. 

Desde luego que sabía que había gente mal intencionada intentando acercarse a la familia Madrigal, y desde que Mirabel había anunciado su embarazo y Dolores se encargara de distribuirlo por todas partes, y llegara a los peores oídos, lo tenía vuelto de nervios.

Después de la acalorada discusión con su señora, y posteriormente calmarla como mejor se le podía ocurrir hasta agotarla del cansancio, había pensado en todo lo que había pasado hasta ahora. Y como fue desde la primera vez que ella durmió en sus brazos, e incluso la primera vez que se excitó por ella, y como se sentía.

Sus sentimientos eran condenadamente fuertes por ella, y cada día sentía como creían más hasta un punto completamente enfermizo, tenía claro que si nadie le había dicho nada hasta ahora era porque estaban casados, y porque ella le correspondía, pero fuera todo lo contrarío si ella le hubiera rechazado en un principio, estaría como un loco escondido en las esquinas para verla, un loco obsesionado con su propia prima.

<<Pfff, prima...>> piensa para si por una sonrisa <<ya no me acordaba que realmente estaba casado con mi prima.>>

Desde luego que estaba loco, la primera vez que la vio de forma lujuriosa acababa de darle un masaje de cuerpo completo. Y se había vuelto adicto a ella desde entonces. Agradecía profundamente que ella también lo amara. 

Su deseo por ella aún no se había mitigado ni un poco, tres meses de casados, estaban esperando un hijo, tenían casi todos lo días relaciones por no decir todos, y algunas veces se masturbaba mientras la veía dormir, y la mayoría de las veces no aguantaba la excitación y la llenaba para correrse dentro de ella, su necesidad de ella jamás se terminaba de llenar, ciertamente estaba loco por su esposa. Y no sabía si ella misma se pudiera asustar cuando supiera hasta que punto iban sus sentimientos. 

Pero desde luego que no iba a dejar que nadie la apartara de su lado, y mucho menos si ella se rehusaba a irse, no sabía que narices estaban tramando para hacerle a su esposa, pero desde luego que se estaban metiendo con la mujer de Madrigal equivocado, únicamente ellos aún no lo sabían.

PUM PUM PUM

Camilo se gira pretencioso hacia la puerta principal, aprieta los puños con rabia y cierra la puerta de la habitación, detesta que le interrumpan cuando está con su mujer. 

PUM PUM PUM

- Que ya voy - grita ofuscado.

PUM PUM PUM

Con rapidez se encamina a la puerta principal y la abre de golpe encontrándose a sus tíos, padre y  Mariano, los cuatro tienen mala cara y se les ve impacientes.

- ¿Qué hacéis tan temprano comprobando que la puerta de mi casa suena cuando la aporreas? - gruñe 

- Tenemos que hablar - brama su padre entrando mientras le da un empujón al igual que sus tíos. 

Camilo bufa para cerrar la puerta tras ellos.

- Claro pasad, sois totalmente bienvenidos - gruñe irónico

Su padre le mira mal mientras se sienta en una silla de la cocina acompañado por los otros tres.

- Bonitas maneras de decir "Hola" a tu padre - resopla Félix en respuesta

Camilo se sienta de igual forma en otra de las sillas.

- Y lo viene a decir los que casi tiran mi puerta abajo - alza la ceja dándoles una mirada molesta - ¿Qué queréis?

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora