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Camilo se levantó completamente descansado, estaba relajado como hace mucho tiempo que no lo sentía, se mira a si mismo y ve que está completamente desnudo, alza la ceja confuso. Mira la cama, y ve a Mirabel desnuda durmiendo, sonríe, acaba de acordarse de todo. 

Mira su mano y  puede ver perfectamente el anillo de casado que él mismo hizo, busca la mano de ella, también lo lleva puesto. 

Se estira en el sitio. Le da un beso en la mejilla dirigiéndose al baño. Allí prepara la bañera para ambos, con agua caliente, un poco de leche y flores. 

Se sonroja.

<<Mi esposa.>>

Mira la bañera, sabe que es completamente grande para ambos, pero por otra parte no quiere incomodarla. Se apoya en el marco de la puerta donde la observa descansar pacíficamente, se cruza de brazos. El deseo vuelve a aparecer en él recordando la noche anterior.  

Desde luego que estaba feliz como no recordaba nunca. 

Sonríe, se lleva una mano a la cabeza peinándose, y a paso lento se dirige hacia ella.

- Mirabel - empieza a repartir besos por su rostro, cuello y labios - amor, es hora de despertarse. 

Ella se revuelve causando de nuevo una sonrisa en Camilo. 

- ¿Ya es por la mañana?

Camilo mira el reloj.

- Emmm, más bien deberíamos pensar en el almuerzo - recalca

Ella se sienta de golpe en la cama tras escuchar eso.

- Nos hemos dormido - gira la cabeza hacia él - creo que... - ve que está desnudo, sus mejillas se colorean apartando la vista de golpe.

- Si quieres me cubro - se sienta en la cama - no creí que te importara.

Mirabel niega.

- ¿te arrepientes? - cuestiona avergonzada

Camilo encarna la ceja.

- Se supone que eso lo debería preguntar yo - le acaricia la espalda - pero no, fue fantástico, ¿y tu? ¿te arrepientes? - pregunta preocupado, ella niega - Mirabel - la llama haciendo que ella le mire - ayer - se acerca más a ella para tenerla en sus brazos - estuviste increíble - muerde su oreja - y mira - la presiona contra si - puedes notarlo - asegura - esto es solo por ti - susurra en su oído.

- Camilo - suspira ella. 

- Y te diría si quieres repetirlo mi vida, pero se que debe dolerte todo, por tanto - la alza en brazos - te está esperando un baño de agua caliente como te gustan - besa su cuello.

- ¿Y tu? 

- ¿Yo que? 

- Creí que te bañarías conmigo - murmura bajo apartando la mirada de él.

Camilo se detiene, la mira burlón pero ella está demasiado avergonzada como para devolverle a ver. 

- Mirabel - la zarandea un poco para que lo mire pero ella no responde, bufa - mi vida, si quieres que me bañe contigo, solo tienes que pedirlo, sabes que nunca haré nada que no quieras - sonríe.

Ella gruñe algo bajo.

- Amor así no te escucho - se burla ligeramente Camilo

Mirabel bufa, y le devuelve la mirada completamente sonrojada.

- ¿Es necesario?

- Amor, que estemos casados no significa que no te deba respetar, si quieres bañarte conmigo dilo, no pasa nada.

Ella se encoge en sus brazos.

- Se supone que si estamos casados no debes pedir permiso.

Camilo suspira, coloca una mirada suave.

- Bueno, señora Mirabel de Madrigal, ¿quiere que su esposo le acompañe en su baño?

- Eres injusto - bufa, aprieta los ojos - por favor, báñate conmigo. 

- Como ordene mi señora - se burla volviéndose a encaminar al baño.

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Cada uno se sentía perfectamente bien dentro de su mundo privado, la mejoría de Mirabel fue notable e inmediata. 

Pero aunque tuvieran su propia casa, sabían que todavía como parte de los Madrigal debían ayudar en el pueblo, únicamente tuvieron consideración de ellos sabiendo que estarían cansados después de su primera noche juntos. Pero aún así, ambos se animaron a ir a su antigua casa para cenar y reunirse con ellos. 

- Es increíble que la familia siga estando reunida - alaba Alma - ¿Qué tal es la nueva casita? - mira a sus nietos.

- Bueno - se rasca la cabeza Camilo - en cuanto Mirabel colocó el pomo, se volvió mágica - se encoge de hombros - y como está, la puerta y la habitación cambio.

- Increíble - musita de vuelta - bueno, sabéis que si queréis volver, la gran casa Madrigal estará para vosotros 

- Gracias abuela - asiente Camilo ante la incomodidad de su esposa - lo tendremos en cuenta. 

- Anoche tuve una visión - interrumpe Bruno ganándose la mirada de todos - no recuerdo mucho de ella - niega - pero hay una chica llamada Miranda en ella - se encoge de hombros - no se si a alguno os suena de algo, pero parecía enfadada.

Camilo coloca una cara de seriedad.

- ¿La hija del zapatero? - cuestiona con la ceja alzada.

Bruno asiente llevándose una arepa a la boca de golpe. 

- Aunque no recuerdo nada más - habla con la boca llena ganándose una mala mirada de parte de su madre. 

Camilo intercambia miradas con Mirabel, ella está tensa, pero como siempre, o nadie lo nota o nadie quiere notarlo. 

- Nos tenemos que ir - se levanta Camilo de golpe 

- ¿Tan pronto? - habla Pepa completamente alarmada por eso - no habéis tocado la cena casi.

- Llevo semanas trabajando durante horas en la casa nueva, además que ayer estaba con lo de la boda, y con la fiesta dormimos muy poco - enfoca la vista en Mirabel - será mejor que descansemos un rato, han sido unos días muy estresantes. 

Tras despedirse de la familia que estaba completamente reticente a que se fueran emprendieron la vuelta a casa. 

Mirabel estaba completamente ausente hacía rato, notó como se tensaba nada más pisar su antigua casa, y de lo que hablaban solo se puso peor. 

- Cariño - se volvió hacia ella cuando entraron de vuelta en su hogar 

- Tengo un mal presentimiento - murmura - ella... antes de casarnos... era una de las que más nos molestaba. 

- Amor mío - le sujeta las mejillas - ella es una niñata que jamás le han dicho que no, y simplemente se comporta como la niña malcriada que es - la besa - no dejaré que te haga nada malo - la aprieta contra su pecho - sea lo que sea, no tienes que preocuparte - la arrulla - aquí está tu caballero para salvarte de lo que sea.

Mirabel busca sus ojos.

- Camilo 

- ¿Si amor?

- Quiero más - suplica - necesito sentirte.

Él sonríe con suavidad tomándola en brazos.

- Como tu quieras, lo que quieras - la besa - siempre te daré lo que me pidas - murmura antes de llevársela escaleras arriba a su habitación. 

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora