41

591 67 7
                                        

Estaba acongojado, completamente muerto de la preocupación. Mirabel había estado como un tempano de hielo completamente, sin inmutarse por absolutamente nada.

 Cuando llegó a su casa cada puerta se abrió de golpe, y él, interpretándolo como una señal empezó a llamar a todo el mundo a gritos, quienes salieron completamente alarmados. Ver a Mirabel en ese estado no fue fácil para ninguno de ellos, su piel estaba completamente blanca, sus uñas y labios azules, y a pesar del embarazo, visiblemente más delgadas. 

Todo fue extremadamente confuso, nadie había notado cuando Camilo se había marchado, sin embargo había vuelto con Mirabel, obviaron las preguntas, más bien fueron primero a atender a Mirabel. 

Todos estaban absolutamente sorprendidos en su totalidad, desde luego que su intención era no inmiscuir a Camilo en nada de eso, pero él solo en unas pocas horas había conseguido lo que nadie en días. Nadie se atrevió a decir una palabra hasta que fueron a buscar a Miranda encontrándose con la habitación vacía. 

- Camilo - le llama su madre provocando que todos giraran la cabeza hacia él curiosos - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está ella?

Aparta la mirada.

- ¿¡Camilo qué has echo!? - brama Pepa

- Lo que era necesario - contesta con voz grave

- ¿Qué significa eso? - vocifera colocándose delante de él. 

- Pues lo que has escuchado, ni más ni menos.

- ¿Qué le has echo? - cuestiona Félix

- Nada - contesta seco - yo al menos nada. 

- ¿Tú al menos? - cuestiona Isabela escéptica cruzándose de brazos

- Yo al menos - reitera Camilo - solo era un buen negocio...

- ¿Un buen negocio? - cuestiona Alma

- Mirabel a cambio de Miranda - se encoge de hombros - o al menos eso fue lo que me pareció, la jungla no fue muy especifica - responde lo último bajo -. Y si lo preguntáis - vuelve a alzar la voz - no le he tocado un solo pelo de la cabeza, solo fue un intercambio - se encoge de hombros.

- Lo dices como si la hubieras condenado a muerte - responde Isabela de nuevo.

Camilo se apoya en la pared resoplando.

- Como he dicho antes no le he echo absolutamente nada, sin embargo no significa que no valla a morir. 

- ¿Qué quieres decir? - cuestiona Julieta abrumada

- Cuando entramos a la jungla que sale de encanto todo fue muy raro, estaba encantada, y no importa cuanto anduviéramos siempre volvíamos al mismo maldito punto, excepto cuando volvíamos hacia atrás ya que la entrada de encanto se volvía a abrir - explica cruzándose de brazos -. En un momento dado, Miranda se soltó e intentó volver a encanto  pero para ella nada se abría, sin embargo, pudimos comprobar que eso no ocurría en mi caso. Por tanto si quería volver debía ser conmigo, comprendí también que no encontraría a Mirabel hasta que no perdiera a Miranda totalmente. Como en un intercambio. Y tras un rato, conseguí deshacerme de ella, ya que una pared de lianas se cerró entre nosotros, solo entonces pude notar que esta vez si avanzaba. Tras un largo rato andando encontré a Mirabel recostada en un árbol, estaba con cuatro hombres, su única intención era salir del encanto, y llevársela con ellos, como venganza final al no poder haber ganado. Sin embargo... - se muerde los labios pensativo - fue fácil deshacerme de ellos también, después cogí a Mirabel y la traje de vuelta. Por tanto, si me preguntáis si me arrepiento de algo, pues no - recalca -. Ya que desde mi punto de vista, lo único que me importa es que Mirabel esté aquí conmigo. 

- Osea que básicamente has condenado a muerte a esa chica, y por lo visto a todos los demás - exclama Pepa formando una nube de rayos encima suya.

- ¿Y qué querías que hiciera? ¿Has visto a Mirabel? - se endereza totalmente - no me digas que había otra salida porque no estuviste allí, casi la pierdo - exclama con la mandíbula apretada - he conseguido mucho más que todos vosotros estos días. Y os lo digo así, NO SIENTO NINGUNA PENA POR ELLA - habla saboreando cada letra -. ESA MUJER AYUDÓ A QUEMAR A CASITA. CASI MATA A MIS SUEGROS, HERMANA, FUTURO CUÑADO Y MI ESPOSA, SIN MENCIONAR LA MUJER QUE ENCONTRARON CALCINADA QUE AÚN NO SABEMOS QUIEN ES. ¡ AYUDÓ A QUE SE LLEVARAN A MI ESPOSA QUIEN POR POCO MUERE! ¡ME LAS A HECHO PASAR FATAL POR TODO LO QUE HA ARMADO DESDE HACE MESES! ¡NOS AMENAZÓ PUBLICAMENTE! ¡GRACIAS A ELLA A MUERTO MUCHA GENTE DE ENCANTO COMPLETAMENTE INOCENTE! ¡ERA UNA NIÑATA FRÍA, ENVIDIOSA, MALCRIADA E IGNORANTE! ¡INTIMIDÓ MULTIPLES VECES A MIRABEL! ¡¿Y QUIERES QUE SIENTA PENA POR ELLA!? - se coloca frente a su madre con furia -  A mi parecer he sido completamente generoso con ella y he tenido completa paciencia, he tenido múltiples ocasiones para matarla como vosotros no tenéis idea, y sin embargo, no le he echo absolutamente nada en ese sentido. No me podéis pedir que sienta pena por ella, por su culpa casi pierdo a mi esposa y a mi hijo, ¿Qué hubiera pasado si algo hubiera salido mal y alguno de nosotros hubiera muerto de verdad en el incendio de casita? - niega - no le tengo ninguna lastima, a mi parecer yo no le he echo nada, quien sabe, quizás incluso logre encontrar la salida del otro lado de encanto, pero por lo pronto, a mi parecer, ¿sabéis cuál es el problema? - cuestiona con retintín - que ese no es mi problema. Mirabel está en casa y eso es todo lo que me importa. 

- Eso no tenía porque acabar así - traga saliva Pepa abrumada por todo lo que a dicho Camilo - no tenías porque haber ido solo.

- Ya lo que pasó no importa - suspira negando con la cabeza - como he dicho que Mirabel esté viva es todo lo que me importa, y me da igual si os han gustado mis métodos o no, pero con los vuestros no íbamos a ninguna parte.

- No te ibas a morir por pedir ayuda - recalca Luisa por lo bajo.

- ¿Perdona? - contesta incrédulo Camilo colocándose delante de ella - ¡Me teníais encerrado en mi habitación como si esta no fuera mi maldita casa! ¿¡Cómo demonios os iba a pedir ayuda si ni si quiera me contabais que pasaba!? No tenía tiempo que perder, y vosotros me teníais encerrado, si me pillabais fuera me ibais a volver a encerrar a la fuerza sin preguntar nada. 

Todos apartan la mirada tras eso, se notaba enormemente que se les había olvidado ese pequeño detalle. 

- Eso me parecía - contesta seco Camilo - yo solo he echo lo que cualquiera hubiera echo por su esposa, para vosotros era una prima, hija, hermana, sobrina y todo eso, pero yo hubiera perdido a mi esposa, mi confidente, mi mejor amiga, la mujer que me calmaba y tranquilizaba cada vez que estaba mal, mi primer amor real, mi prima y el amor de mi vida. No pretenderías de verdad que me quedara de brazos cruzados, si hubiera sido necesario hubiera ido al infierno a buscarla, y no maté a nadie, así que mi conciencia está limpia - contesta dirigiéndose hacia la puerta de su habitación - en tal caso, más bien podríais decir gracias y callaros la boca, ya que quien ha ido a hacer todo esto fui yo, y quien asumió cada riesgo fui yo - abre la puerta viendo en la cama tumbada a Mirabel - en tal caso puede gustaros no, pero ya está echo y yo no me arrepiento de nada, y ahora si me disculpáis solo quiero ir a descansar junto con mi esposa, como comprenderéis esta noche no he dormido nada, buenas noches - cierra de un portazo sin siquiera darse la vuelta para mirarlos. 

A paso lento anda hasta colocarse en la cama junto a Mirabel, con cuidado la coloca encima de él. Su pulso ahora es mucho más estable además que ha recuperado considerablemente la temperatura. 

Con delicadeza acaricia su cabeza moviendo su cabello, y con la otra mano frota sus muslos, besa su frente. 

- Te amo - susurra - no sabes como me alegro de tenerte - suspira - solo espero que cuando despiertes tu también te alegres de verme, porque las últimas veces más bien te desagradaba mi presencia - la aprieta contra si - porque se que puedes vivir sin mi, pero yo no puedo vivir sin ti, al menos, ya estás en casa...

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora