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Ni todas las explicaciones le importaron a la familia, Camilo junto al resto de chicos Madrigal y en este caso también Mariano estaban en un lío completo. Por supuesto, es único que se libro fue Antonio.

Los demás recibieron unos fuertes golpes de manos de esposas, cuñadas y hermanas. Y más bien daban gracias que Alma no se uniera a la fiesta.

Evidentemente cantaron todo lo que ocurría, al igual que Camilo contó todo lo ocurrido en el bar antes de que llegara Mariano. Sus tíos y padre le miraban especialmente mal, desde luego que no le perdonaban que le hubieran dejado ese trabajo al cerebro de uva.

Pero lo peor no fueron los gritos y los regaños de las mujeres de su familia, sino más bien la ley de hielo que le aplicaba Mirabel, prefería mil veces que le regañara y gritara antes que simplemente evitarle la mirada o en caso de que le mirara fuera solamente un gesto de completa decepción.

Cuando salieron de casita tras la "reunión familiar", por llamarla de alguna forma, Mirabel casi le deja allí, estaba embarazada y aunque fuera de poco tiempo, del cabreo que tenía Camilo debía acelerar el paso si quería alcanzarla, y si intentaba darle la mano como siempre hacían ella se apartaba fúrico.

Y cuando llego a su casa, el silencio fue desalentador. Claro que Mirabel estaba completamente enfadada, despertarse de golpe asustada buscando a su esposo y no encontrarlo por ninguna parte de la casa, sin nota ni nada parecido, y luego ir a la casa de la familia y preguntar por él, y que no supieran nada de él... desde luego que eso la llevó a la desesperación, Dolores utilizó todas sus habilidades de escucha y toda la familia se enteró de todo, el colmo fue que Bruno, Agustín y Félix estaban al tanto de todo eso, no... desde luego que Mirabel estaba enfadada.

- Mirabel - susurro apenado Camilo cuando entraron en su casa - ¿estas bien amor? - intenta tocar su hombro pero ella hace un movimiento brusco para apartarse.

- ¿Qué si estoy bien? - dice en tono fúnebre con lágrimas en los ojos, niega haciendo un puchero - no Camilo - respira fuerte notando un nudo en estómago - no estoy ni si quiera cerca de estar bien.

- Mirabel - se adelanta hacia ella pero de la misma forma, ella se aleja - cariño... mi vida - dice angustiosamente intentando de nuevo acercarse a ella sin éxito.

Mirabel le mira intensamente mientras las lágrimas recorren su rostro.

- Ya no hay nadie vigilando - habla de forma seca y tosca - puedes irte cuando quieras - sentencia para darse la vuelta hacia la alcoba.

Camilo siente como su aire se va, se precipita hacia ella, abrazándola por la espalda.

- Lo siento - dice de forma desesperada - lo siento... lo siento... lo siento...

Mirabel intenta apartarse, pero él no lo permite.

- Camilo, déjame - farfulla rabiosa con la mandíbula apretada

- NO - contesta con voz rasposa

- Suéltame Camilo - intenta liberarse.

Él niega apretándola más contra si.

- Mirabel, hace mucho dije que no te soltaría jamás - habla desesperado

Mirabel se gira hacia él furibunda.

- Y también me dijiste que nunca harías nada que yo no quisiera - le reta - ahora, APARTA

Camilo traga saliva pesadamente y la suelta sin dejar de observarla.

- Te amo - farfulla

- Ya - asiente Mirabel incrédula - pero no confías en mí

Camilo niega.

Mirame con otros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora