Capítulo 12

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Samantha

Cosas pequeñas.

Si las dos miradas de los hombres que están a punto de matarse a golpes fueran explosivos, ninguno de los dos estaría en estos momentos con vida.

Todavía no he tenido una conversación extendida con ninguno de los dos, de donde se conocen, o mejor aún, que fue lo que paso para que se odien tanto.

Ninguno de los dos se detiene, y los dos están dispuestos a matarse, mi corazón comienza acelerarse porque si una vez comienzan no hay poder humano que los pueda separar, y lo menos que quiero en estos momentos son peleas de machos, y menos en mi casa.

Irina corre detrás de Alessandro, pero este es más rápido y no se detiene, mi amiga toma una de mis muletas y como puede se posa en medio de los dos, amenazándolos con el objeto en su mano.

— ¡No señores, si quieren matarse a golpes háganlo, pero no aquí!—Dice una Irina furiosa apuntándolo a cada uno con la muleta.

— ¿Qué diablos les pasa a los dos?—Abro la boca y es aquí cuando Alessandro se da cuenta de mi presencia. Se queda inmóvil al verme en mi estado, me escanea de pies a cabeza sin decir nada. —Tan fabulosa me veo que te quedaste sin palabras. —Hablo con sarcasmo.

Lo último que quiero en estos momentos es mirarme en un espejo, puedo sentir mi rostro inflamado y me duele mi boca al abrirla, mis extremidades me duelen y con lo del tobillo estoy hecha un asco.

Casi corre para llegar a mí y se coloca de cuclillas delante del sofá. — ¿Qué... Que te paso?

—Unos hombres la atacaron hace unas horas, para ser más específicos tenían acento Ruso. —Contesta Gabriel por mí.

No sé porque dijo lo último, eso es lo de menos, eran unos malditos delincuentes.

Inmediatamente veo como a Alessandro presiona su mandíbula como si se le fuera hacer pedazos, todo su cuerpo se pone alerta, sus ojos azulados se le oscurecen como la noche y podría decir que ni cuando ve a Gabriel se pone así.

Se lleva la mano a su chaqueta y saca su teléfono, comienza a teclear y después devuelve su atención en mi, todo se vuelve raro pero no le tomo importancia.

—Dime todo lo que te hicieron, no omitas ninguna parte.

—Eso no la va ayuda...—Habla otra vez Gabriel por mí.

— ¡Tu cállate imbécil, lárgate!—Grita Alessandro levantándose y dirigiéndose al fotógrafo.

—El que se debe de ir de aquí eres tu ¿Qué no lo ves?

— ¡Cierra la puta boca!—Lo toma de la camisa y lo empuja hacia la pared.

— ¡Basta Alessandro! ¡Basta!— No lo hace de inmediato pero lo hace. — No Alessandro, él no se irá a ningún lado sólo porque tú lo dices, él se puede quedar todo el tiempo que quiera...

—Tú y yo...

—No, tu y yo nada Alessandro, a pesar de lo que sucede con nosotros este hombre no va a desaparecer de mi vida, es mi amigo, gracias a él estoy aquí, viva, y no lo voy a correr solo por tus estúpidos caprichos, así que aprendes a vivir con eso o largarte. —Termino y hago una mueca, ya que abrí de más mi boca.

—Tú no sabes nada.

—Si, al parecer los dos tiene historia, pero eso no te da el derecho para comportante en estos momentos como un neandertal, a ninguno de los dos.
—Me dirijo también a Gabriel y este solo agacha la cabeza, a diferencia de Alessandro que me mira; incrédulo, furioso y culpable, aunque la ultima no sé porque. — Irina ayúdame para llegar a mi habitación.

PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora