Capítulo 39

927 35 5
                                    

SAMANTHA

TIC-TAC

Estoy tendida en la cama, con mi tobillo izquierdo recostado en mi pierna derecha moviéndose ansiosamente a causa del libro que tengo en las manos, con cada palabra que leo me pongo más ansiosa, faltan menos de veinte páginas y las cosas no mejoran, si la situación sigue así me dará un ataque de nervios.

Eso es lo qué pasa cuando lees, te olvidas de la realidad, en ocasiones quisieras introducirse en unas páginas y olvidarte de la mierda de la que llaman vida, pero es imposible, gracias al cielo que existe esta escapatoria del mundo real.

Estoy tan concentrada en lo que hago que no me doy cuenta cuando Alessandro se posa a mi lado hasta que da un beso en mi hombro. —Me asustaste.

—Me di cuenta, ¿Que lees?—Pregunta dándole una ojeada al libro.

—Uno de los mejores libros que he leído. —No responde, pero origina un camino de besos desde mi mejilla hasta las comisuras de mis labios haciendo que me desconcentre. —Me estas desconcentrando. —Intento comportarme lo más firme que puedo. Mientras Alessandro se pone delante de mí, con sus rodillas a cada lado de mis muslos.

—Y lo seguirás haciendo.—Cada vez sus besos bajan dejando un camino húmedo, sube nuevamente a mi hombro tomando con la yema de los dedos el tirante del camisón lila, bajando los dos al mismo tiempo, haciendo que mis senos queden al aire y mi libro lo deje en mi regazo.

—No podré si sigues haciendo...—Se mete uno de mis senos a la boca para luego darle un pequeño pero delicioso jalón con sus dientes. — ¡Ah! Esto.

—Lo vamos a intentar. —Coloca el libro abierto a un lado de mí, para que tenga una vista decente y pueda leer.

— ¿Que estás haciendo?—Pregunto con la respiración agitada.

—Un experimento.—Se mete mi otro de mis pezones duros en la boca, para luego sacarlo haciendo exactamente el mismo trabajo.—A la vez que te hago todo lo que te encanta, me leerás en voz alta, si te detienes, yo me detengo.

—Muevo la cabeza en negación.
—No lo lograré.

—No te subestimes curvas. —Trago saliva ya con mi sangre hirviendo así como toda mi piel. — ¿Lista?—Me pregunta con una sonrisa pícara.

Asiento.

Comienzo a leer con mi corazón bombeando fuertemente.

— ¿Qué haces aquí? —susurré.
Mi voz es cortada y mi cuerpo está alerta a cada uno de sus movimientos.
—Te debo un amanecer.

Toma los dos pechos en sus enormes manos estrujando los completamente.

Tragué saliva, de pronto me había puesto muy nerviosa.

Al instante no solo era el personaje del libro está nerviosa, si no que yo también, vuelve a repetir su exquisito trabajo, metiéndose uno por uno de mis pechos a su boca, haciendo que mis ojos caigan en esta excitante vista, su vista se desvía a la mía mientras sigue en lo suyo. —Si no sigues leyendo, pararé. —Asiento sin tener intención a que pare.

—En realidad me debes dos. —Traté de bromear.
—Espero poder compensarlo.

De pronto abre mis piernas rápidamente, acariciando mis muslos con lo yema de sus dedos.

—No podré. —Le hablo ya desesperada, y eso que apenas ha comenzado, levantando la pelvis para que quite mis bragas rápidamente.

—Claro que podrás. —Empieza a besar la parte interna de mis muslos al mismo tiempo que va subiendo. —Lee para mi Sam —Trago saliva antes de reanudar.

PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora