Capítulo 22 II

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ALESSANDRO

Una vuelta al pasado    (Aílana)

Se queda allí paralizada sin moverse, observando la escena, como una pequeña niña me abraza y me llama papi. Temo que haya caído en un estado de shock como la última vez, quiero que este bien, para poder resolver todas sus dudas, me pase toda la noche despierto decidiendo si esto era buena idea, encontrando cuáles eran las palabras adecuadas para poder decirle, pero no encontré ningunas, sus pecas no ayudaban mucho cuando estaba dormida, ya que a cada segundo me distraían junto con su belleza, en todo el desayuno quise decírselo pero paso lo mismo, intenté concentrarme en el periódico pero leí el mismo párrafo, y no podía concentrarme,  hasta prepare un maldito desayuno, (lo que nunca había hecho) el cual me quedo espantoso, sus minutos de distracción al leer los mensajes de Irina no me ayudaron mucho, no sé nada de lo que ocurrió entre ellas, pero tuvo que ser algo grave para que no respondiera, el límite fue cuando dijo que me fuera, no se me había cruzado por la cabeza en ningún instante irme, sentí como se iba ir todo a la basura, si ella quería que me largara, pensé que no me daría otra oportunidad, sé, que me ha dado muchas y no las he aprovechado y tenía pánico de perder esta, en todo el trayecto de camino estaba con los nervios de punta, quise muchas veces regresarme y olvidarme de todo, y no era por el hecho que ella abra la boca, si no, por estar sintiendo esto, y que después que sepa toda la verdad se vaya. ¿Cómo diablos le dices a alguien que tienes una hija de casi cuatro años, de una mujer que murió por mi culpa?

Mientras me contaba por  todo lo que había pasado, tuve que poner todo mi esfuerzo para no levantarme de la cama e ir directo donde el maldito de Félix y arrancarle la cabeza con mis propias manos, después de saber la versión de Samantha muchas dudas fueron despejadas, aunque estoy seguro que ella sigue igual, cuando pude ver la fotografía de Darlene, un escalofrío recorrió mi cuerpo instalándose una pesada carga en mis hombros, no supe que decirle, lo mejor de anoche fue como sus hombros rígidos se volvían relajados según le cantaba.

Puedo ver como pierde la noción del tiempo, pensando que se ha quedado de pie por minutos cuando en realidad solo han pasado unos segundos, Aílana me besa la mejilla, y todo mi rostro, me abraza del cuello con sus manos diminutas y me es imposible no sonreír, aunque no lo hago del todo porque estoy preocupado por la pelirroja, se ha quedado de piedra en el mismo lugar. Quisiera poder leerle la mente, no me acerco a ella pero estoy atento a su próximo movimiento, lo menos que quiero es que huya, Aílana habla pero se me es muy difícil prestarle atención así que solo le sonrió devolviéndole un beso.

—Tienes una hija. —Dice finalmente, dejó escapar un suspiro, por su rostro puedo ver que solamente quería pensarlo, Aílana inmediatamente pone su atención en ella mientras me pongo de pie.

Hacen contacto visual, observo como Sam analiza sorprendiéndole sus hermosos y brillantes ojos azules,  la pequeña la mira con aspecto serio escudriñando la de pies a cabeza, entonces abre la boca. — ¿Ella quien es papi?

Sam abre la boca para presentarse pero no sale nada de ella, me doy cuenta de eso así que inmediatamente decido hablar. —Samantha, quiero que te conozca.—Después de examinarla una vez más, le sonríe, es una sonrisa dulce, que nos deja ver sus pequeños y blancos dientes.

Mis hombros se relajan un poco por la reacción de mi hija, ya que nunca tiene comunicación con gente del exterior, pero me sorprende su reacción es más amigable de lo que pensé, y eso no lo heredo de mi.

—Me gusta tu nombre y tu cabello, yo me llamo Aílana. —Le extiende su pequeña mano de color marfil con su anillo similar al mío en su dedo anular.
Inmediatamente Sam le ofrece la de ella.

—Un gusto Aílana. —ella le sigue sonriendo mientras yo le  deposita un beso en la sien. Luego la suelto bajándola de mis  brazos.

— ¡Papi quiero que veas el balancín que construyó Franco para mí!—Grita emocionada halando de mi mano, dejándome ver la cicatriz blanquecina que tiene en el antebrazo.

PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora