Capítulo 2

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ALESSANDRO.   (Horas antes)

Comienza la caza

                                                                                                                                En mi trabajo pocas veces me encuentro detrás de un escritorio, es raro sentarme en este lugar ya que casi nunca lo hago, es un despacho muy grande, con paredes color negro, un largo escritorio de madera de roble y sobre ella un portátil, una cómoda silla negra, sillones individuales enfrente del ventanal, junto con una mesa cuadrada en el centro, un enorme candelabro colgado del techo, una estantería de libros a mi espalda, y un mini bar en la esquina.

Siempre estoy viajando a cualquier parte del mundo ocupándome de las cosas personalmente, no me gustan los errores y todo tiene que salir al pie de la letra.

Muevo el vaso que sostengo en mi mano y el líquido marrón se mueve y el par de cubos de hielos tintinean en el cristal, le doy un sorbo el cual quema mi garganta y es uno de mis placeres.

Me pregunto ¿Cuál será mi próximo destino?  Me siento orgulloso porque el último embarcar miento salió perfectamente. Sin ningún error, sin ningún imprevisto. Todo "legal" al menos así piensan algunas personas o quieren creer, mientras se encuentre dinero de por medio si yo digo que es azul, todos dicen que es azul, aunque sea vea verde.

Me pongo de pie dirigiéndome hacia el gran ventanal, me gusta estar en Londres se siente como en casa, puedo ver el cielo gris, a través del vidrio las gotas derramándose, al fondo un bosque de pinos tan altos que parece que tocarán el cielo. Y si eres muy observador puedes captar unos hombres adentro del bosque, moviéndose con mucha cautela, cuidando de la seguridades de padre y mía.

Me volteo cuando la perilla da vuelta abriendo la puerta de madera dejando entrar a mi padre. Me dirijo hacia el bar que está en la esquina del despacho. Mientras mi padre toma asiento enfrente del escritorio. Es un hombre con sus cincuenta primaveras pero parece más joven, tenemos un extraordinario parecido,  es fornido, alto, piel clara y unas cuantas canas. La única diferencia es que sus ojos son marrones y los míos azules como mi madre.

Donde quiera que vaya todos les rinden respeto y nadie juzga sus decisiones. Aún yo que soy un prepotente hijo de puta que no se deja mandar por nadie, excepto de la persona que tengo enfrente.
Me sirvo más Bourbon con un par de hielos y a mi padre le sirvo whisky escocés. Me dirijo hacia él y le entrego el vaso de cristal.—Lehmann me acaba de llamar, está satisfecho con su envío.—me informa dando un sorbo a su vaso.

—Tiene que estarlo, todo salió bien y todo es exclusivo.—digo con orgullo.

—Lo sé, por eso el alemán quiere otro envío lo antes posible.

—Los envíos a Europa son exclusivos y no crecen en los árboles, tengo otros envíos que hacer y ahora que estoy solo...—me calló de golpe, y bebo de un solo trago el resto del Bourbon y me sirvo otro, mientras pasa el trago amargo.

—Tienes que arreglar las cosas con tu hermano.— Dice Alessio, mi padre.— Ya pasaron tres años.

—Él fue el que eligió alejarse.

—No importa como pasaron las cosas, necesito a mis dos hijos trabajando en equipo...—

—Hasta la fecha el trabajo lo he hecho yo solo y no tienes ninguna queja.— le digo seguro y inhalando para no perder los estribos.— Desde que él se fue y no quiso tener comunicación con nadie de nosotros.—Me mira por lo que acabo de decir.— bueno, conmigo específicamente yo me he encargado de todo el puto trabajo que hacíamos en conjunto.—Suelto finalmente, hasta la fecha nunca ha habido queja alguna, lo cual me enorgullece porque no e necesitado de ese cabron para seguir en lo mío.

PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora