Samantha
Atentado
Estoy estacionando mi Jeep Wrangler negra, le envié un mensaje a Alessandro que retrasáramos la cena unos minutos, puesto que me vine a la galería de Gabriel, no quería dejar pasar más tiempo, sin ofrecer una disculpa por lo qué pasó hace unas horas.
No se merecía que lo echara de esa manera de mi casa, él se ha comportado todo un caballero conmigo y lo menos que puedo hacer es ofrecer una disculpa.
Termino de hacer el trabajo y me bajo del vehículo, cruzo la calle y camino hacia la entrada, el lugar no es grande pero si lo suficientemente perfecto para verse como lo que es, las puertas de cristal están oscuras pero de igual manera toco la campanilla, espero unos segundos y lo vuelvo hacer pero nadie abre.
Decidí venir a buscarlo ya tarde, porque a pesar que esto es su lugar de trabajo un día me comentó que también en su casa.
Doy unos pasos hacia atrás para ver si algo se mueve adentro pero no, hecho una ojeada al lugar y veo que la calle está vacía a pesar qué hay coches estacionados, a pesar que el lugar está en el centro, la zona está un poco oscura.Así que decido regresar al coche y venir mañana a primera hora, doy una última ojeada al lugar con la esperanza que Gabriel aparezca, pero no lo hace, me doy la vuelta para llegar a mi destino pero mi visón capta a un par de hombres con capuchas negras.
Un escalofrío se apodera de mí así que aligero el paso. —Vaya, vaya, si que está hermosa. —Dice uno de ellos a mi espalda pero me llama la atención su asentó ruso.
Sigo caminando pero cuando estoy a dos metro de llegar a mi coche uno de ellos me toma del brazo. — ¿Tienes prisa?—Pregunta con una sonrisa siniestra.
— ¡Suéltame!— gritó, giro mi cabeza para pedir ayuda a mi alrededor pero no hay ni una alma en el lugar.
Con mi mano libre le doy una bofetada al que me tiene por el brazo. — ¡Tranquila hermosa! — Dice el segundo hombre. — Ya veo porque lo traes vuelto loco.
Su cometario me confunde, porque no sé a qué demonios se refiere. — ¿Quieres dinero? Puedo darte, no tengo mucho pero déjame ir. —Suplico ya desesperada y con mucho miedo.
Mi vista se comienza a nublar, y un par de lágrimas se resbalan por mi rostro. —Si tan solo esto, se tratará de dinero. —Habla en ruso el primer hombre pasando su lengua por una de mis mejillas.
Su contacto me da náuseas e inmediatamente trato de alejarme de él, pero el otro hombre no me lo permite.
Sus cuerpos me sobre pasan el doble de altura. Los dos hombres son calvos, ya que se quitaron la capucha y dejan ver su rostro, tienen tatuajes que salen sobre su cuello, miden casi dos metros.—Eres tan sensible.—Habla el otro.—No sabía que había cambiado sus gustos.
—Ahora son mejores. —Le contesta su compañero mirándome de pies a cabeza.
— ¡Suéltame! ¡Ayuda, por...!
Uno de ellos me tapa la boca con su mano y me lleva hacia un vehículo, hasta quedar apoyada en la puerta. — ¡Sshhh! Silencio perra. —Me amenaza sacando un arma de su espalda y colocándola en mi barbilla.
— No te puedo matar pero si puedo divertirme un poco contigo.
Los dos hombres comienzan a reírse, el que está libre coloca mis manos a mis espaldas y comienza a poner un par de esposas en ellas, mi rostro está totalmente húmedo, mi pecho sube y baja, mi estómago está revuelto, y todo mi cuerpo está temblando del miedo.
Siento que en cualquier momento va a disparar, o peor aun que me tomen como ellos quieran y después me asesinen.
Cuando termina de colocar las esposas, comienza a pasar sus manos por mi vientre y comienza a subir, el otro posa sus manos en mi trasero y lo toma fuertemente.
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PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}
RomanceSamantha Wright se mudo a Italia hace unos meses, es una excelente piloto y una mujer muy competitiva, la mayor parte del tiempo la pasa en cabina, su vida es muy normal o al menos eso piensan las personas a su alrededor, a pesar que ella intenta de...