Capítulo 41

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ALESSANDRO

Tan cruel  para todos, débil solo para ella.


— ¡Tráelo con vida o si no tú morirás!—Le grito a uno de mis hombres y este enseguida monta al auto yendo detrás del hombre que conduce una motocicleta, que  hace apenas unos segundos disparo su arma.

Nunca antes había sentido esta angustia, este miedo, hasta ahora.

Estoy sentado sobre mis rodillas recargando los glúteos sobre mis talones, mientras tengo su cabeza en mis muslos. —Tienes que resistir amor, ¿Me escuchaste?—La tomo del rostro el cual está lleno de golpes y la sangre de su boca comienza a salir. —Se fuerte, te llevare a un hospital, pero tienes que resistir. —Puedo ver como la luz de sus ojos ha comienza a desvanecerse. — ¡Guido necesito un médico!

—Por fin podré verla. —Habla con mucha dificultad, mientras comienzo a escuchar el ruido de un helicóptero. —Después. —Sigue saliendo más sangre de su boca. —De tanto años. —Sé a quién se refiere así que comienzo a negar con la cabeza.

—No está donde tú crees Sam, por eso tienes que resistir. —La pelirroja intenta hablar pero se le hace imposible.

Enseguida todos los hombres comienzan a estacionarse a mi alrededor, al igual que un helicóptero comienza a descender, cuando ya está sobre el piso  Lía sale de este de inmediato junto con más hombres. —Está perdiendo mucha sangre, hay que llevarla de inmediato al Búnker. —Les habla a los hombres mientras le colocan oxígeno y presionan la herida.

Escucho como alguien grita atreves del ruido de las aspas. — ¡Tengo que ir con ella!—Pero no le prestó atención.

Subo al helicóptero y este se eleva enseguida, sacándonos del lugar lo más pronto posible.
El transcurso  se convierte en un infierno, su pulso cada segundo que avanza es más débil, los rescatistas hacen todo lo posible en el camino, pero nada es tan eficiente como para que la situación mejore, necesitan de inmediato extraer la bala porque cada segundo que pasa hay menos probabilidad de vida, me pongo en contacto con todos los doctores que están en el búnker, para cuando lleguemos tienen que tener todo listo.

El helicóptero aterriza en un lugar que parece que ha estado deshabitado por mucho tiempo, solo existe una casa abandonada de dos pisos, con árboles pero un lugar plano donde pueden aterrizar perfectamente los aviones o helicópteros.

Entramos a la casa, la cual está completamente vacía, sin ventanales, su pintura vieja pero con paredes resistentes para luego dirigirnos a un cuarto este tiene un ascensor y baja a todos los pisos que hay.

De inmediato se llevan a Sam al quirófano, estoy a punto de entrar con ella pero Lía me detiene. —Sé que quieres estar con ella, pero no puedes pasar.

— ¡Déjate de tonterías Lía, no la dejare sola!

—Haremos nuestro trabajo, los mejores
doctores de Italia están en ese quirófano.

—Y si es necesario de todo el puto mundo.

—Déjanos trabajar, cuando haya noticias yo seré la primera en avisarte.

— ¡No puedes prohibirme estar lejos de ella, soy tu jefe!

—Ella no pero yo si. —Padre habla a mis espadas. —Lía encargare de ella. —La miro enseguida y se va.

La mujer corre detrás de la camilla hasta que la puerta se cierra.

— ¡No puedes hacerme esto!—Golpeo la pared haciéndole un hueco.

—Tranquilízate Alessandro, déjalos hacer su trabajo.

Me alejo de él rápidamente, no quiero seguir escuchándolo, camino por la sala de espera por unos minutos, no quiero estar cerca de nadie en estos momentos, me siento como un perro enjaulado queriendo ser libre mientras no dejo de pasearme por los pasillos, miles de ideas se instalan en mi cabeza, miles de escenarios y lo peor aún, que ninguno de ellos me genera más alivio.

PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora