PROHIBIDO ENAMORARSE {BORRADOR}

Epílogo

SAMANTHA.

El comienzo.

Hay niebla en todo el camino, es un poco difícil mirar atreves del cristal, la carretera está mojada, los árboles se mueven a causa del viento, el cielo está gris, es como si el mundo supiera que estoy apagada con él desde hace más de un año, bajo el cristal del auto como si el aire dentro de este no fuera suficiente, mi piel se pone de gallina cuando siento la helada brisa, extraigo la mano por la ventanilla mientras la otra sigue en el volante, unas cuantas gotas de aguas se instalan en mi mano.

No sé si decir que es impresionante o es una porquería de cómo ha cambiado mi vida, supongo que tiene un poco de ambas, pero más que toda porquería, eso sin duda no ha cambiado.

No sé cómo he logrado estar respirando después de todo, lo único que sé, es que lo estoy logrando, al menos respirar, porque ya después de un tiempo a nadie le interesa saber cómo vas manejando las cosas, y siendo honesta tampoco te importa que se preocupen, porque estas harta de dar la misma repuesta; Mucho mejor, cuando en el fondo sabes que nada dentro de ti esta mejor, todo sigue siendo un puto caos que no sabes cómo solucionarlo y peor aún, no sabes  si tienes remedio.

Cuando sucede cosas horrorosas cómo la que sucedió ese día, suplicamos que nos devuelvan donde creíamos que era algo horrible, cuando ni siquiera se comprara a lo qué pasó. En estos momentos horribles una pelea es algo insignificante, el vino en tu camisa blanca, el mensaje de tu ex el cual creíste y te mentías haber superado, eso se vuelve tan insignificante cuando vez como arde un lugar y dentro del está el amor de tu vida.

¿Cómo es posible que alguien pierda el amor de su vida de esa manera? Cuando todavía faltaban tantas cosas por decirnos.

Dicen que el tiempo cura todo, bueno he descubierto algo, el tiempo no cura nada, solo aprendes a vivir con el dolor y cambiarte el apósito de vez en cuando, porque hay días que sangra mucho, hay que ocultarlo de las personas, ser un actor y seguir adelante.

Ha pasado un año, con ocho meses y tres días desde que mi vida comenzó hacer un infierno, desde que recibió esa llamada de Massimo.
¿Las cosas han cambiado? Si, demasiadas.

Comencemos el día de su sepultura, no pude verlo, estaba irreconocible, al menos eso fue lo que dijeron los doctores, nadie pudo verlo, lo único que recuperamos fue su anillo que siempre cargaba el cual quedó sin ningún daño, deseé tanto que él se hubiera convertido en ese simple pedazo de metal,  y era lo único que me quedaba de él.

Recuerdo  no poder dejar de llorarle, no podía creer que estuviera dentro de esa caja de madera, dentro de esa caja estaba toda mi felicidad, dejándome completamente vacía, solo siendo un caparazón que respira, en ese momento pensé que ese era la peor parte, ver cómo quedaba bajo tierra pero que equivocada estaba, la peor parte fue dos horas después, cuando decidí ir a su pent-house, encontrando exactamente cada cosa como la habíamos dejado, esa fue la peor parte, donde no había nada, más que solo silencio, en lugares donde él había estado y ya nunca más iba a estar, donde ya no llegaron más mensajes ni más llamadas, ese maldito silencio fue lo peor, pase un par de horas en el Pent-house, o al menos eso pensé, pero fueron tres días, en los cuales no dormí ni comí, así que intervinieron, pero no pudieron hacer mucho sin especialistas, de ese modo me llevaron en contra de mi voluntad a psiquiatría, mis nervios estaban a flor de piel, nadie podía calmarme, incluso dicen que llegue a lastimar a una enfermera, pero yo no lo recuerdo, al menos no todo.

Lo había perdido todo en mi vida, y no lograba pensar con claridad, son partes las que recuerdo de  esos días, estaba abrumada, dijeron que sufrí estrés postraumático, causándome la falta de sueño,  por esa razón me inyectaron fuertes dosis de anti psicóticos y calmantes, eso hizo que durmiera más sesenta horas seguidas, luego de eso dijeron los doctores que no era un peligro para otra persona ni para mí misma, supongo que tuvieron razón, por un tiempo.