43 | Siempre

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43.



Siempre.



Mire el tiempo suficiente la fachada de la gran casa donde últimamente había vivido, era mi hogar. Así lo había establecido muchos, era mi casa, el lugar donde siempre podría regresar.



Me siento pestañar varias veces cuando la oscuridad de la noche deja de ser tan potente y los tonos de claridad del día empiezan a darse a diferenciar. Mis ojos ven por ultima vez a la casa, completamente vacía, antes de girar y adentrarme al bosque.



Camino mucho tiempo tomándome mis descansos y con lentitud, creía conocer bien el camino, así que dudaba perderme. El tiempo pasa y cada vez me encuentro mas y mas lejos del centro de la manada. Sabia perfectamente que nadie estaría por este lado del bosque hoy.



Era tiempo de volver al inicio.



Si. Así era mejor.



Aun cuando me trae una bonita sensación y los recuerdos son aún más favorable, mientras miro la rustica cabaña donde pase mis primeras noches con los gemelos, no pude evitar que la añoranza me consuma.



Los extrañaba. Demasiado.



No solo su compañía, los quería cerca, quería ver a Isaiah reír y a Isaac intentarlo por mí.



Quería devuelta a mis hombres. Y, aun así, no era suficiente solo querer. No después de todo el daño que yo misma había ocasionado entre costrosos tres.



Paso mi primera noche en completa soledad, y como las ultimas dos semanas, no es diferente, doy vueltas y vuelta y solo logro conciliar el sueño cuando es muy tarde. Los siguientes dos días los paso limpiando y acomodando el lugar.



Mi plan era simple, y esperaba diera frutos. Pero mientras tanto la espera me hacia añicos. No había un solo lugar de toda la cabaña que no me recordara a ellos, que no me hiciera lagrimar por ellos.



La tarde del tercer día cae lenta mientras estoy sentada en las escaleras de la entrada de la cabaña. La fina tasa de te humeante en mis manos poco a poco deja de estar tan caliente.



Entendía, entendía que tarden, podrían tal vez nunca darse cuenta de mi ausencia, no cuando me habían dejado sola tanto tiempo en las últimas semanas y no podía culparlos por eso. Aun cuando mi plan ni siquiera tenia pies o cabezas, deseaba que funcionara, deseaba verlos.

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