3.
Acercamiento
Mire desde el otro extremo del parque como varios perros se le acercaban a su banca, no era tonta, lo fingía. Pero lo notaba, notaba como me seguía, la presencia abrasadora que tenía no podía confundirla. Además, su aroma era muy diferente a todos los demás.
Conocía a ciudad de extremo a extremo y alguien que apenas una semana había llegado, no podía recorrer tantos lugares, haciendo tantas coincidencias. Y las coincidencias no podían terminar siempre en un encuentro de miradas.
Aun no estaba tan segura, hacia tan solo horas se lo había cruzado, pero nuevamente volvía a verlo. Era extraño, aun mas cuando lo vi por primera vez esta mañana, tenía un aroma impregnado, uno que conocía muy bien.
No sabía con exactitud si estaba siendo muy obvia, pero intentaba ocultarme entre los arboles mientras lo veía jugar con los animales. No me era indiferente, a pesar de todo, seguía siendo una mujer con ojos, capaz de apreciar la belleza de todo.
Parecía una acosadora, pero no creía en las coincidencias. Así que los siguientes minutos que estuvo de pie mirándolo, fueron pasando rápido. En algún momento lo vi contestar su móvil para luego abandonar el lugar.
Espere pacientemente hasta que me asegure que no volvería, antes de caminar con lentitud hasta la banca donde antes había estado sentado él. Ocupe su lugar, e intente relajarme.
Que un forastero me siguiera no era bueno, sabía que los lobos no solían hacer esto por simple diversión. La curiosidad a veces era tan intrigante como tentadora. Pero no estaba interesada, no tenía ganas ni tiempo para jugar con él.
No quise estar más tiempo que el necesario en el lugar, pero antes de que pudiera ponerme de pie, el roce de alguien sentándose a mi lado, me puso tensa. No tuvo que mirar para notar que era el, su aroma lo delataba, sin embargo, lo hizo, miro y la confusión la embargo.
—¿Hay alguna razón para que estés siguiendo a mi hermano? —por un momento no supe que decir, tenía enfrente mío al mismo hombre que se acababa de ir, pero no era el—. Es mi gemelo—agrego notando mi silencio.
—Quiero respuestas—murmure.
—¿De qué?
—Él me ha estado siguiendo, estoy segura de eso—afirme y la media sonrisa que formo no duro mucho.
—No eres una de nosotros, al menos, no completa—no necesite saber de qué hablaba.
—¿Por qué lo dices? —pregunte.
—Tu olfato te delata, no eres capaz de diferenciarnos—la confusión me nublo—. Quien te estuvo siguiendo fui yo, no él.
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Suya
WerewolfLo curioso de esta vida, es que suele darte tanto como te quita. Para Lynette la vida le ha quitado todo y mucho mas, sola, sin familia, sin hogar y a la espera de su final, la joven hibrida esta mas que dispuesta a abrazar su muerte e ir con su dio...