50 | Acorraladas

1K 164 12
                                    



50.


Acorraladas



Cuando el sol estaba por desaparecer del cielo, mi cuerpo estaba repleto de sudor y cada fibra nerviosa en mi gritara por un descanso, habíamos abandonado los límites del territorio libre, adentrándonos nuevamente en él. La dirección que habíamos tomado era otra lejos del hogar de Demian, lejos de aquella pestilencia que a cada hora se adentraba más.




Al detenerlos en una zona poco iluminada de árboles grandes y viejos, Dulce y yo pasamos a ser dos espectadoras de cómo la pareja frente a nosotros se daban una intensa mirada antes de ver mas alla de todo allí arriba, en plena copa del gran sauce que se abría en diversas direcciones un rostro sudado, repleto de satisfacción nos miraba en silencio.




—Reiden—el llamado de Demian me hace estremecer, su voz ronca teñida de poder y dominancia me hacía sentir tan pequeña. Aunque debería de afectar al susodicho, no lo hacía, su atención solo se centraba en la rubia silenciosa que devolvía su mirada.



—¿Algo que debas decirme, hermosa? —y por primera vez noté una pregunta coherente salida de sus labios.



Breana se balancea sobre sus pies mientras sus manos se unen detrás de su espalda, el viento hace volar las puntas de su bonito cabello y aunque no puedo verla, se que mientras mira a Raiden, sonríe.



—No me disculpare por algo que buscaste.



El rubio parece ser abrazado por diferentes sensaciones mientras parpadea, una sonrisa alza sus comisuras mientras se incorpora de su posición, lo veo lanzarse al vacío y caer con gracia frente a nosotros. Su imagen me incomoda, la desnudes que luce sigue siendo un incordio, pero no es eso lo que llama mi atención, sino el trozo de tela que sostiene contra su abdomen sangrante, contra la herida que Breana había hecho. Nadie se mueve mientras camina a su objetivo y empieza a rondar mirándola desde todos los ángulos.



—Orgullosa, objetiva, ostentosa, ordenada, opresora, obsesiva, obscena...



Y su palabrerío se corta tan rápido como empezó cuando Demian lo toma del cuello obligándolo a verlo.



—¿Qué está pasando allí fuera Reiden?



—¿No te lo imaginas? —la excitación en su voz me advierte—. Ya ha empezado Lobo, ya ha comenzado, y no hay retorno. Los reyes se enfrentan, los súbditos mueren y sus reinas están perdidas. Pero la respuesta está aquí, la salvación de uno y la destrucción de otro, estaba escondida aquí, y ahora lo saben y ahora lo buscan, lo quieren, lo desean y lo anhelan.

SuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora