51.
Encerradas.
Un gemido queda atorado en mi garganta apenas la lucidez empieza a caer sobre mi, dolor. El dolor que irradiaba mi garganta y que empezaba a ser parte de mi cuerpo me hacía no querer moverme. Requiere un gran esfuerzo de mi parte para abrir mis ojos y notar el techo de vigas. La dureza que poco a poco va taladrando mi espalda me hace notar que estaba recostada en el suelo.
Mis recuerdos tardan poco en llegar, correr, correr y luego el golpe, el golpe que había logrado derrumbarme en el suelo, apenas tuve tiempo a quejarse antes de que dos manos se hubieran cerrado en torno de mi cuello con fuerza. La desesperación me había ahogado antes que ellas y la sensación de estar a un paso de la muerte, fue lo último de lo que fui consciente.
El entumecimiento que recorre mi cuerpo a cada segundo de conciencia que sostengo duele, el hormigueo en mis brazos y piernas solo es el aviso antes de que note las ataduras que apresan mi circulación y mis movimientos. Mi vista tarda en aclararse antes de poder recorrer la pequeña cabaña en la que estaba.
Estábamos.
A varios metros, con sus brazos atados al respaldo de la cama de fierros, Dulce me devolvía una mirada silenciosa, silenciosa como seguramente lo había estado ella todo este tiempo con la tela queahogaba su boca.
Breana era una historia muy diferente a nosotras, donde nuestras ataduras eran cuerdas, las suyas eran cadenas, cadenas que retenían hasta tu poca respiración. El que su cuerpo está rodeado de todas ellas, sólo podía denotar la gran fuerza con la que había luchado. Ella no era una presa, al menos no era alguien que me gustaba ser una. No sé qué mirada es la que ve en mi, mientras alza una clara ceja en mi dirección sonriéndome.
Esa simple acción me hace notar la sequedad de mi boca y la tela que la cubría.
Estaba jodida.
Y necesitamos tiempo.
***
No sé cuánto pasa antes de que pueda escuchar algún ruido proveniente de afuera. El hecho de que Breana relaje su cuerpo y deje caer su cabeza a un lado nos da un mensaje claro, difícilmente logró sostener una posición cómoda y cerrar mis ojos cuando una puerta se abre.
—Esto no me gusta nada.
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Suya
WerewolfLo curioso de esta vida, es que suele darte tanto como te quita. Para Lynette la vida le ha quitado todo y mucho mas, sola, sin familia, sin hogar y a la espera de su final, la joven hibrida esta mas que dispuesta a abrazar su muerte e ir con su dio...