Suya

48 | Breana

48.

Breana

Los bonitos ojos azules nos devuelven la mirada, más aquella silueta no se mueve en consideración de su público. La mujer parece estas bastante cómoda en su lugar.

—¿Por qué no baja? —La pregunta de Dulce hace que los tres hombres la miren como si fuera tonta.

— ¿Por qué lo haría? —cuestionan los tres con verdadera curiosidad.

—Necesitamos hablar con ella—responde mientras abandona el piso al igual que yo.

Miro al rubio soltar una carcajada mientras empieza a balancear sus brazos a sus costados. Su largo cabello se mueve al ritmo de su cuerpo.

—Breana. Breana. Breana. Es libre, libre, libre. No sigue a nadie, solo a su hombre.

—No es alguien que muestre interés por algo o en su caso, por ustedes—señala el joven cruzando sus brazos—. No hablaran con ella.

—Necesitamos saber dónde está él.

Los tres hombres parpadean antes de sonreírnos y quiero patearlos.

—Considerando que el tema de conversación es su macho, es bueno que no hablen con ella—agrega el gigante rascando su barbilla.

—La mujer es difícil y no le gusta que hablen de su pertenencia.

Miro al más joven de los tres, hasta ahora era el más inteligente y coherente de todos, aun cuando parecía más aburrido y desinteresado de todo lo que sucedía a su alrededor.

—¿Pueden hacer que baje? —pregunto mirando nuevamente a la mujer con sus piernas colgando, me enfoco en el más joven intentando buscar la respuesta—. Venimos desde muy lejos y de verdad necesitamos encontrar a ese hombre.

El joven sabe que se lo pido exclusivamente a él, y por un momento creo que toda esa esperanza terminará en la basura mientras su mirada se torna aburrida, antes de que cabecee en dirección del árbol.

—Es salvaje—asiente en dirección de la mujer—. Si baja y dos hembras le preguntan por su macho, posiblemente quiera matarlas.