37 | Buscar

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37.



Buscar.



Miro en silencio como la luz del pronto amanecer empieza a entrar por la ventana. El pequeño fresco se cuela a la habitación y el cuerpo a mi lado me da el calor suficiente para no molestarme al respecto. Sin embargo, eso no evita que no pueda dormir.



Mis ojos se han cerrado, una y otra vez en toda la noche, pero mi mente no ha descansado, no dejado de pensar y extrañar.



¿Debía sentir culpa? ¿Me había metido en un tema muy delicado? Posiblemente, pero aun así no podía arrepentirme de lo que dije, fue duro y crudo en todos sentidos, pero fue la verdad.



Podía doler, pero era la verdad. Y esa siempre duele.



Mi paciencia como todo en la vida, tiene un límite, y el mío ya había sobrepasado sus barreras. Suspiro antes de abandonar el calor del cuerpo de Isaiah a mi lado, intento hacer el mínimo ruido mientras tomo la bata que tenía a mano y salgo de la habitación.



La casa esta silenciosa a mi caminar y no se debía a las altas horas, sino porque literalmente ni siquiera había sentido volver a Dulce. Todos estaban perdidos, y solo Isaiah había vuelto a mi lado, pero, aun así, creo que hasta esa acción fue muy pensada, sé que él solo volvió para que no me sintiera mal.



Pero no porque era algo que verdaderamente quisiera hacer. Había partes entre los gemelos en los que se parecían tanto y esta era una de ellas, su dolor.



El frio que me recibe apenas salgo de la casa me hace respirar profundamente, buscaría a mi hombre y el debería enfrentarme como lo que se dice que es, un macho alfa.



Mientras mis pasos se perdían poco a poco al entrar al bosque, la presencia de seres cercanos me hizo tomar varios caminos diferentes en un intento de evitarlos. No eran a quien estaba buscando.



El sol poco a poco empieza a querer subir para anunciar la nueva mañana y sigo sin encontrar a Isaac. Me detengo en mi búsqueda dispuesta a ir más allá. Cualquiera con dos dedos de frente habría notado mi aroma, incluyéndolo, así que claramente me estaba evitando.



Quiero chillar porque no quería terminar así, sin embargo, no me iba a evitar en esta situación. Me pongo a buscar la piedra más peligrosa que podría encontrar, y no, no peligrosa de grande sino de esas que siempre aparecen cuando estas bien desprevenida y de la nada pum, lastimadura.



No tardo tanto en encontrar aquella roca que esta brillando bajo los rayos de sol, capaz si había tardado. Trazo los bordes mientras suelto un gran suspiro, había leído esto y aunque en parte creo que era falso, sé que si lograría su propósito.

SuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora