32 | Confusión

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32.




Confusión.




—¿Isaiah?


Mi suave llamado es completamente ignorado al igual que todos los otros, mi vista, aunque no era tan aguda como la de un cambiante normal, era lo suficientemente buena para poder ver a los lejos, estábamos muy cerca de los limites del bosque, lo suficiente como para poder realizar un llamado de auxilio.


Sin embargo, nada de eso era hecho por Isaiah, mis brazos rodeando su cuello mientras aun me sostenía entre ellos, ya se habían cansado, pero su silencio y esperaba me estaban causando más ansiedad que nunca.


Hacia varios metros habíamos enfundado nuestra desnudes con la ropa que había en pequeños refugios cerca, aunque no era lo más cómoda y adecuado, era suficiente.


Dejo cualquier pensamiento de lado cuando siento como Isaiah vuelve a emprender camino, pero no en la dirección donde íbamos, sino en contraria, volvíamos.


—¿Qué esta pasando? —pregunto.


—Quienes sean que fueran, no nos buscaban a nosotros. Los siento moverse a los límites de la entrada de la manada. Isaac no dio ninguna señal, así que debemos encontrarlo para saber que paso.


Miro desde donde estoy la barbilla de Isaiah y su rostro impasible mirando todo nuestro alrededor, mentiras continúa avanzando como si no pesara nada y sin ninguna molestia por caminar sin rumbo. Dejo que mi mejilla se pegue a su pecho desnudo mientras continúa caminando, el sol poco a poco se esta poniendo y la luz deja de ser la misma.


Vaya día.


—Tuve miedo—confieso—. Por momentos tuve mucho miedo.


Mis palabras, aunque no eran las mejores en el momento hacen que Isaiah detenga sus pasos y baje la mirada a mí. Sus ojos hace tiempo dejaron de verse extraños, pero ahora por segundos creo que cambiaran.


—¿Por qué? —la pregunta es tonta considerando que él sabe, sin embargo, contesto.


—Porque la amenaza de Patrick Reither no era una broma Isaiah. Nada de lo que hice en ese lugar será olvidado tan fácilmente—susurro e involuntariamente me estremezco—. Algún día vendrá por mí.


—¿Patrick o Lorcan? —la pregunta es lanzada y pro segundos creo que dejo de respirar, no contesto y solo logro que Isaiah deslice mis piernas hasta que logro tocar el suelo y pararme frente a el—. No hiciste nada malo, Lynette. ¿Entiendes? —una de sus manos sube a acariciar mi mejilla—. Fuiste horriblemente abusada y estabas es una situación de vulnerabilidad en la cual nadie debería esta. Lo que paso no fue tu culpa pequeña—susurra lentamente—. Fuiste muy valiente, a ellos, a él, a tu hijo—un nudo se instala en mi garganta—. Sobreviviste a todo Lynette, y tienes que vivir esta oportunidad.

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