24.
Libertad.
—Lynette—no puedo evitar cerrar mis ojos teniéndolos tan cerca—. Lo que te hicieron...
—Nada estuvo bien. Aun siendo un reclamo, hay reglas, tiempo y permisos que deben...
—Nada de eso importa, si eres el dueño del lugar—los interrumpo. Enseguida ambos me apartan lo suficiente para poder mirarme a la cara.
—¿Dueño?...
—Lorcan, Lorcan Reither fue quien me reclamo.
Dejo pasar el silencio mientras los dejo pensar en mis palabras, ellos lo sabrían. El jefe del territorio Reither actualmente pertenecía a Patrick, quien solo pudo tener un hijo, Lorcan.
—Estuve cuatro días encerrada en esa casa, con él—no puedo evitar estremecerme—. Mi madre vino a visitarme después, la verdad fue que Lorcan si me conocía, de vista. Y le pregunto varias veces a ella por mí, pero mi madre no acepto su reclamo. Entonces él lo hizo a su manera...
Me interrumpo cuando un sonido llena la sala, los tres miramos al teléfono que está en una de las esquinas del lugar. Siento a Isaiah suspirar con pesar antes de dejar de tocarme y levantarse.
Miro a Isaiah atender y aunque no resto real atención, la poca que le ponía se esfumo cuando Isaac tira de mi brazo. Volteo a verlo y lo encuentro muy cerca de mi rostro, pero lo que más me llama la atención es su mirada, aquellos ojos que brillan con dolor y rabia.
—Has sufrido demasiado pequeña—sus palabras chocan contra mi rostro—. Pero no volverá a pasar, lo prometo.
Sonrió levemente mientras dejo de verlo para esconder mi rostro en su cuello. Noto que se tensa enseguida, es un acercamiento raro después de tanto. Quedamos en silencio mientras Isaiah habla por la línea, me relajo cuando una de sus manos empieza a acariciar mi cabello. Lento y pausado.
Me gusta la sensación de plenitud y confianza que me roda cerca de ellos, era tan diferente y tan sobreprotectora. Por ellos, parecía que el pasado solo era eso, por ellos tal vez era capaz de avanzar, de olvidar, personar y seguir.
Solo por ellos.
* * *
Parpadeo confusa y la oscuridad que me rodea es silenciosa. Estoy dispuesta a volver a dormir cuando nuevamente lo escucho, los suaves golpes que vienen de la puerta. Me estiro a prender la pequeña luz antes de levantarme y abrir la puerta.
La confusión inicial no me hace reaccionar rápido, pero logro dejar a un lado el sueño y miro en silencio a ambos hermanos. Tienen puestas sus ropas de dormir, pero ambos traen consigo una mochila cargada a sus espaldas.
ESTÁS LEYENDO
Suya
WerewolfLo curioso de esta vida, es que suele darte tanto como te quita. Para Lynette la vida le ha quitado todo y mucho mas, sola, sin familia, sin hogar y a la espera de su final, la joven hibrida esta mas que dispuesta a abrazar su muerte e ir con su dio...