53 | Negociación

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53.



Negociación.



Breana suspira por tercera vez consecutiva, Dulce parece querer mandarla a callar pero el que no estemos solas parece inpedirlo. Fabrizio y Zeth están ahogados en sus propios pensamientos hace bastante tiempo, ignorandonos.


Personalmente, estaba rezando, rezando a cualquier cosa que me esté escuchando, rezando para que no lo digan, para que se fueran en silencio y no den esta noticia. Pidiendo por la existencia de este pequeño milagro dentro mío, pidiendo que su existencia siga así, en secreto. Era la mejor de las opciones, si algo podría hacerme caer, si algo podría vencer mi determinación, era que Patrick usará esta información.



¿Qué haría ahora?



Un sonido de incomodidad llega a mis oídos, Breana se retuerce entre sus cadenas, lo suficiente para rozar sus hombros contra su cara, Zeth apenas gruñe en advertencia cuando la tela cae de su boca. Ambos hombres se enderezan antes de que ella los mire y sonría.



—¿Por qué lo piensan tanto? —pregunta sin titubear—. Tienen en su poder el único premio que obtendrán de todo esto. Su alfa no tendrá la satisfacción de ganar la guerra que empezó y salir vivo de esto. Lo único que tiene es el buen momento de torturar a Lynette, de tenerla a su merced.... y de acabar con aquello que ella una vez le quitó.



Un silencio ensordecedor cae en mis hombros mientras veo sin pestañear a la rubia, acaso acababa de decir...



—Pero, están aquí, están aquí pensando, esperando ¿Que? —arquea una de sus cejas—. ¿Una salvación? ¿Aligerar el peso sobre sus almas? —rie sin gracia alguna—. No lo tendrán, son tan partícipes como él, sus cómplices y todo lo que él haga, lo hace a través de su gente, nadie aquí es inocente.



—Es nuestro alfa...



—Y lo aman, atesoran y protegen como tal—irrumpe las palabras de Zeth.—. Es su familia y desde aquí noto que tienen una gran deuda con él. Pero son una manada, olvidan el sentido de supervivencia de cualquier animal, siguen al alfa, porque es el fuerte, el poderoso, el que buscará la gloria para cualquiera de su gente, a cualquier costo, dejara su vida por quienes lo siguen. Ese es el propósito de un alfa.



—Lo sabemos.



—¿Entonces por qué son tan idiotas? Van a la muerte por alguien que no piensa en ustedes, luchan a nombre de alguien que probablemente ni note las pérdidas de su gente. No lo quieren aceptar, pero su alfa, Patrick Daniel Reither, ya no es aquel hombre al que le juraron lealtad. Se pierden a sí mismos caminando por un camino que no les corresponde, que al final no les dará nada.

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