6 | Hermanos

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6.




Hermanos.


—Así que, intentas encontrarlos a todos—dice Isaiah mientras ve de la caja que carga a mí.


—Eso intento.


—¿Y porque simplemente no los rastreas? —me pregunta, y por el tono que usa, diría que lo dice como si fuera algo obvio.


Espero pacientemente en silencio que reconsidere sus propias palabras, mientras mi mente recuerda el día que lo dijo, que no era una de ellos, no completamente. Pero enseguida me recuerdo que no era Isaiah, sino su gemelo.


—No puedes—Asiento cuando lo dice—. Así que tu padre era humano.


No respondo a su afirmación, aunque es algo entendible que haya llegado a esa especulación. A veces los cambiantes me resultaban tan difíciles de comprender, pero también tenían cosas tan sencillas que asombraba.


En una especia tan patriarcal como lo eran los lobos, no era de extrañarse que la descendencia también dependiera de ellos, así que para saber cosas como esta era sencillo. Si tu padre era alguien puro, la descendencia definitivamente seria alguien igual. En cambio, si no lo era, la descendencia tampoco lo seria, por más que la madre lo sea.


—¿Creciste en la ciudad?


—No, vivía con mi madre en la manada.


—¿Y qué paso?


No le contesto y al parecer cuando nota que no lo hare por más tiempo que quiera darme, suelta un exagera suspiro. Ambos seguimos caminando sin rumbo alguno, hasta que lo veo detenerse.


—Mira, no se adonde quieres ir, pero buscar a otro no es necesario—me dice—. Solo fueron estos dos, al parecer eran tres, pero uno ya murió, así que solo quedan ellos—dirige su mirada a la caja con los dos cachorros—. Estoy muy seguro—reafirma cuando nota mi incertidumbre.


—Bueno—asiento y me acerco a tomar la caja—. Gracias—digo y me detengo cuando no la suelta, sus ojos me miran fijo.


Alzo mis cejas cuando no dice nada, pero tampoco me deja tomar la caja.


—Debo irme—aviso y nuevamente intento tomarla.


—¿Qué parte, de que, quiero conocerte, no has entendido, Lynette? —la pregunta es inofensiva, pero la manera en que mi nombre sale de sus labios, me altera, es extraño.


—Ya te he contado suficiente—explico.


SuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora