49 | Atrapadas.

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49.



Atrapadas.



—¿Crees que atacarán pronto? —la pregunta de Demian me toma desprevenida, dejo de ver la cascada de agua siendo iluminada por un nuevo día, para voltear a ver al hombre emerger de la cueva.



—Es probable—admito—. Ya todos están esperando.



—Esperando—ríe sin ganas—. Pudieron haber atacado de entrada, en vez de permitirles tanta preparación. Los Reither son ratas que en este tiempo solo habrán buscado aliados.



Me guardo la respuesta, no podía solo darle la razón porque quienes decidieron esperar tenían también sus motivos, válidos y aceptables. Claro que habría quienes al igual que Demian tenían otros pensamientos y lo comprendía. Pero uno no podía precipitarse en estas cosas, menos cuando había mucho que perder.



—Aunque—sigue irrumpiendo el silencio—. Si hablamos de ratas, veo que hay un par escabulléndose con éxito—y por la forma en que me mira no tiene que agregar nada más.



—Fue por el bien de Dulce—niego.



—No, por el bien de ella, acepte traerme a Dean, por el bien de ella Dalton estaba allí. Esto que hicieron fue una tontería que podría costarnos todo.



—Si esperas alguna señal de arrepentimiento de mi parte, te decepcionaré—bufo—. Fuimos arriesgadas, nos alejamos del único lugar seguro para nosotras y dejamos atrás a quienes podrían protegernos. Cruzamos medio territorio libre solas y más que propensas a morir, pero ninguna pensó en eso, ninguna quiso pensar en eso...



—Fueron malditamente estupid...



—No, no fue estupido venir con tal de poder darle a Dulce este momento, no fue estupido. Esa mujer no ve a su hijo hace semanas, Dean fue su primera conexión a la tierra, es su hijo y lo ama más que a nada—respiró hondo—. Por todo esto, por todo lo que vendrá ella tuvo que alejarlo, tuvo que ahogar su dolor y como madre, dejar a su hijo.



—Se eso...



—Entonces actúa como tal. No intentes minimizar su dolor, Dulce está metida en todo esto por mi culpa, así que si me pide cruzar medio océano con tal de que esté bien, lo haremos—respiro hondo—. El amor a un hijo es algo que no entendemos, pero me hago una idea, y por eso mismo estoy acá, con ella. Dulce necesita de Dean, Dalton esta, si. Pero necesita estar guiando a su gente, no puede hacer todo.



Demian guarda silencio a mis palabras. Más allá de nosotros el viento pasa y se lleva consigo la suave risa proveniente de la cueva, Dean estaba más que feliz de tener a su mamá aquí.

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