30.
Cazar.
Mis piernas duelen, pronto terminare rendida por tanto correr, las arboles siguen y siguen y nunca se terminan. Una parte de mi se niega a ser una débil presa, tenia sangre cazadora, pero estaba en evidente desventaja, así que no seria fácil.
Había esquivado ya tres veces a los hombres, jugaban con ella, la asechaban y la querían tomar. Había logrado mantener un constante rastreo a su alrededor en caso de tenerlos cerca. No tenía una gran vista, pero había jurado que en la vez donde los vio juntos, aquellos hermosos ojos que compartían no eran los mismo, sus miradas doradas y brillantes resplandecían en sus rostros.
Cazaban y era enserio.
Una sonrisa curvo mis labios cuando el silencio del lugar fue roto por un aullido, conocía su significado, furia. Ellos nunca hubieran esperado que diera una verdadera lucha.
Corría en dirección de las ráfagas de viento, logrando que su aroma se desparramase por todo el bosque y más allá, el viento la ayudaba a ocultar su verdadero rastro.
El calor que se había adueñado de mi cuerpo minuto a minuto aumentaba, los desea, los necesitaba tanto que pronto empezaría a doler. Pero era divertido, la expectación y búsqueda. El día era algo, aunque no lograría esquivarlos y huir siempre, ya había pasado mucho tiempo desde que habían hablado. El entumecimiento de mis piernas, mi respiración agitada y mi piel caliente eran pruebas de eso. Era mitad cambiante, así que tenía incluso más resistencia que un humano normal, eso quería decir que había corrido mucho tiempo.
Me llamaría loca si no fuera porque mis venas se llenaban de adrenalina de solo pensarlos ahí, buscándome. De correr lejos de aquellos que tanto quería.
Mis pies descalzos habían dejado de molestarme hace tiempo, mis senos no se considerarían gigantes, pero correr con ellos sin un sujetador era algo que repensaría. Logro recuperar mi respiración centrada en todos los sonidos a mi alrededor, mientras bajo mis bragas quedando solo con el ligero vestido.
La pequeña tela es dejada sobre el suelo y pongo una roca para que la sostenga. Antes de correr, esquivo, salto y corro como tanto me gusta, la libertad es el principio común de cada cambiante.
Estoy lo suficientemente cansada y alejada de mi tercera trampa, antes de dejarme caer contra aun árbol. El viento cambiaria su rumbo en algunos minutos y eso los llamaría a ir al lugar donde mis bragas estarían esperando, soltando mi aroma, mi aroma mezclado con excitación.
Sonrió, si eso los pondría aun mas histéricos.
Entendía porque habían hecho todo esto, y me alegraba que no pensarán en mi como lo suficientemente débil para no hacerlo. Los cambiantes eran bestias, puede que se vieran tan humanos como cualquiera, pero su parte salvaje siempre estaba ahí. Algunos no tenían la necesidad de incluir sus partes en una misma vida, otros necesitaban y anhelaban una buena persecución en su forma humana, un buen aullido y una buena casería estando en sus dos pies.
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Suya
WerewolfLo curioso de esta vida, es que suele darte tanto como te quita. Para Lynette la vida le ha quitado todo y mucho mas, sola, sin familia, sin hogar y a la espera de su final, la joven hibrida esta mas que dispuesta a abrazar su muerte e ir con su dio...