12 | Territorios

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12.

 

Territorios.

 
—Gracias Jerry—escucho como los hermanos se despiden del guardia de la entrada.
 


Quiero verme muy desinteresada, o esa era mi intención apenas nos adentramos a territorios Price, el sentimiento que me acogió no fue feo, sobrepaso o algo peor. Solo un silencio, un silencio con el que venia viviendo hace mucho tiempo.
 


Normalmente como mitad humana que era y mujer, me había criado rodeada de humanos. Bajos las reglas del mundo normal, sin embargo, conocía perfectamente cada ley de los cambiantes. Cada costumbre, norma y cultura.
 


Por lo mismo nunca había salido de mi territorio, siempre me mantuve en la misma ciudad, rodeada de la especie con la que compartía sangre. Los Reither eran una manada cerrada, con sus reglas y costumbres propias. Claro esta, tienen contacto con manadas cercanas y se apoyan mutuamente, pero cada quien en su lugar. Al estar rodeando una ciudad no era verdaderamente necesario ponerle una tapadera al lugar.
 


Por lo tanto era un poco raro para mi ver por primera vez la fortaleza Price. Tenían un extenso territorio, al cual habían cubierto con seguridad cada mínimo tramo, eran una "propiedad privada" por lo que ningún humano podría entrar sin invitación. Ni siquiera acercarse.
 


Los cambiantes eran muchas cosas, pero si de algo sabían, era del poder. Y la familia Price tenia mucho, nadie podía negar eso. Era una de las pocas familias que poseían tres territorios dispersos por el continente. Cada uno era mejor que la otro en si, y a comparación de las demás, eran las mejores. 


 
—La suerte esta de nuestro lado—Festeja Isaiah cuando logramos cruzar la entrada, enseguida veo el largo camino que cruza el bosque—. Dalton a ido a revisar los extremos, así que tendremos un par de horas antes de que vuelva.
 


Quiero señalar que nuestro conductor, Isaac, no esta tan feliz con el plan, pero no lo hago porque seguramente Isaiah sabe de sobra como es su hermano y lo debe conocer mejor que yo, como para ver que no esta ni un poquito feliz.
 


—¿Nacieron aquí?
 


Mi pregunta la hago cuando al estar llegando a la parte concurrida del lugar, donde veo varias casas bonitas y modesta, muchas personas alzan sus brazos saludando a los gemelos, quienes devuelven el saludo con gusto.
 


—No, pero hemos venido tanto tiempo de nuestra vida, que casi nos criamos aquí—me contesta Isaac.
 


—Este era territorio de mi abuelo paterno, que paso a manos de mi hermano Dalton—me explica Isaiah—. Nosotros nacimos en la manada de nuestro padre de herencia materna.
 


—¿No hay una mas? —pregunto por mera curiosidad.
 


—Si, esta la manada de nuestra madre—Isaac habla con la vista fija en la carretera—. Ella la heredo y al emparejarse con mi padre, decidieron volverla otra manada Price.
 


Mi curiosidad ya esta completamente saciada por lo que solo murmuro un "Ya veo" antes de volver a mi como silencio, solo observando. Los saludos siguen llegando y a medida que vamos avanzando puedo ver como se va dejando el panorama de pequeñas casas para entrar al centro del lugar, la zona comercial.
 


Tal vez se me hace a mi, pero es una zona que pasamos con rapidez y son contadas las personas que logran reconocer a los gemelos y saludarlo. Es incómodo porque al momento en que los saludan, se fijan y sienten mi presencia, una intrusa llegando a su terreno. Muchas veces eso no es muy bien tomado, o así solía ser en mi terreno de nacimiento.
 


—Ya casi llegamos—Avisa Isaiah sacándome de mis pensamientos, la nueva zona a la que entramos es de casas un poco mas elegantes y grandes, no debo ser una genio para saber que aquí viven los importantes—. La casa de mi hermano esta casi al final de todo, donde comienza el bosque.
 


Me fijo al frente y veo que nonos queda mucho por recorrer, solo en ese momento caigo en cuenta del único detalle que no tuve en mente.
 


—No podre entrar—Balbuceo atrayendo la atención de ambos hermanos—. Soy una exiliada—Les recuerdo cuando quedan en silencio sin saber que decir.
 


—¿Y? —Isaac estaciona frente a la casi ultima casa grande y gira a verme—. Eso no es un problema aquí, porque no es el mismo territorio donde te condenaron—Me explica—. Bueno, ahora veamos que sale de todo esto—murmura saliendo del coche.
 


Volteo a ver al otro hermano quien me imita y me da una leve sonrisa.
 


—Confió en que todo saldrá bien.
 


Aunque quiero creerle, en circunstancias así no se que es mejor, tener fe o estar sin mucha positividad al respecto.


 
* * * 


 
Bueno, creo que mi mente se hizo toda una re historia cuando los gemelos coincidieron una y otra vez que "Dulce "nos salvaría el culo. Confieso que mi mente instantáneamente creo un estereotipo de mujer que definitivamente no coincidía con nada de lo que mis ojos veían en la pequeña mujer que me sonreía a un metro.
 


Era humana. Lo había podido percibir apenas ella apareció en mi vista. No era una situación extraña decir que habían muchas parejas mixtas, yo era resultado de una. Pero por lo que había llegado a entender, Dalton, el hermano mayor, era el jefe de este territorio y tenia como pareja una humana, eso si era algo escaso de ver.
 


—Estoy muy feliz de que llegaran, espero que después me cuenten todo—Le preste especial atención a sus palabras porque la mirada que me daba era demasiado obvia—. Pero ya que están, podrían ayudarme.
 


El "¿Que sucede?" De ambos hermanos resonó al mismo tiempo y en el momento en que los tres se miraban uno al otro, me sentí extremadamente incomoda, intrusa.
 


—Dean esta en el patio, estábamos por ir a dar un paseo al bosque, pero ya que están, podrían llevarlo ustedes.
 


Enseguida note que no era una petición rara entre ellos, pero solo basto que uno de los gemelos me diera una mirada, antes de que la miraran a ella con extrañeza.
 


—Tenemos una invitada—Murmura, creo, Isaiah.
 


—Lo se—Ella asiente con obviedad—. Evidentemente por algo les pido que vayan ustedes, es mi casa, por lo tanto es mi invitada. Así que ya saben, me cuidan al niño.
 


El tinte de cariño en su voz cuando los despidió tan directamente me hizo removerme incomoda. No pude ni ver los rostros de los gemelos cuando ella se aproximo a mi lo suficiente, para impedirme ver a los demás.
 


—Mientras tanto, Lynette y yo nos conoceremos.
 


Y en ese momento no supe que me dio mas miedo, la sonrisa pequeña que me dio. O el que quisiera conocerme.

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