35 | Confiar

4.3K 627 140
                                    


35.



Confiar.



—¿Lorcan Reither muerto? —escucho el susurro de Dulce, al igual que todos.



—Eso...Eso no tiene sentido—niega Adrián—. El no puede estar muerto.



—Se sabría—agrega Dalton—. Todos deberían saberlo. Debes estar equivocada...



—La tuve—miro mis manos y froto mis dedos aun sintiendo la sensación—. Tuve toda su sangre en mis manos, me quede con su cuerpo toda una noche, el esta muerto—aseguro—. Yo lo mate—me cuesta decir esas palabras.



Creo que todos se sumergen en sus pensamientos dejándome calmar.



—¿Por qué estas viva? —todos voltean a ver a Myriam que solo me mira fijo—. Si lo que dices es cierto, deberías estar muerta.



Un extenso silencio se asienta luego de su pregunta y por segundos me cuestiono si callar o contarlo, ya no debía guardarme esto, ellos los Price, eran mi nueva familia y solo se debía confiar.



—Fui unida a Lorcan por obligación, estuve a su lado mas tiempo del que podría haber esperado—cuento—. Aguante, aguante mucho, calle, me silencié y me perdí a su lado. No era feliz, no salía y no conocía a nadie. Mi madre—se me quiebra la voz—. Ella me vio hundirme y llego al punto en que decidió renegar de su herencia y ayudarme. Intentamos huir—confieso—. Estuvimos tan cerca de lograrlo y nos cazaron. Esa noche mi madre fue encerrada y Lorcan me llevo a su hogar. Odie todo lo que paso, me dolió muchísimo y no iba a parar. Solo quería un momento, necesitaba un segundo, un pequeño lapso de calma—niego sintiendo mis ojos colmarse de lágrimas—. Lo necesitaba lejos, lo quería fuera, no deseaba su toque y todos mis días con el volvieron a mi mente, ese hombre había destruido todo, me había privado de todo y era dueño de todo. Me perdí, lo confieso, no medí lo que hice, solo necesitaba que el parara—abro mis palmas y las veo, aun podía recordar lo tibia que se sentía su sangre—. Cuando ya lo había hecho, solo necesité ese segundo por el cual rogué, antes de darme cuenta de lo que había hecho.



Miles de imágenes me vienen a la mente, la sangre, mis manos, el adorno que clave, la fuerza que use, y la satisfacción.



—Solo quería un segundo—cierro mis ojos dejando caer mis lagrimas—. Un segundo y yo iba a aguantar. Un maldito segundo y lo iba a tolerar todo, lo juro—siento el toque de mis hombres—. La mañana siguiente me encontraron al lado de su cuerpo, estuve en shock muchas horas. Y cuando fui muy consiente, Patrick me lo dijo, le había quitado todo y el me quitaría todo. Fue una tarde, me mantuvieron frente a la ventana, todos estaban ahí para ver, todos debían ver lo que una traición significaba. La llevaron y le rajaron el cuello, fueron dos minutos los que vi a mi madre sufrir y agonizar en el piso, a los pies de Patrick—siento la falta de aire que se me hace mas y mas dificultoso—. Me dieron horas, antes de que fuera mi sentencia y estuve apunto de liberarme, cuando se descubrió que estaba embarazada—trago y no miro a nadie—. Patrick guardo silencio y no se anuncio la muerte de su primogénito, porque antes necesitaba la seguridad que le daría mi bebe.

SuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora