No todo es lo que parece

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Claire se despertó. La luz del sol que se filtraba por la ventana iluminaba la sala. Miró el reloj, eran las once y media. Se levantó y se dirigió a la cocina. Allí estaban Jenna, Marc y Erik desayunando.

- Buenos días- dijo acercándose para besar a su chico.

- Buenos días- respondió Jenna- ¿Que tal has dormido?

- Bien ¿y tú?

- También aunque estoy un poco preocupada...

- ¿Por?- se preocupó Claire.

- Hoy tengo que ir a que me saquen los puntos, por la tarde así que me tendré que ir un momento, después ya vuelvo.

- Si quieres te acompaño para que no tengas que ir sola- le dijo Erik.

- Iba a decir de ir yo pero creo que es mejor que vaya él, ya vimos lo que pasó el otro día.

- ¿Vamos a despertar a los otros?- sugirió Marc.

- Si, así ya terminamos de desayunar todos juntos.

Se dirigieron al salón donde estaban las camas. Lucas estaba durmiendo tranquilamente. Mientras que Fran y Vicky dormían abrazados.

- Que monos, ¿de verdad hay que despertarlos?- dijo Claire.

- Vosotros dos también estabais así- comentó Erik que se había levantado el primero. 

Claire y Marc se sonrojaron al momento mientras que Jenna se reía a carcajadas cosa que hizo que Fran y Vicky se despertaran alarmados, por lo contrario Lucas seguía durmiendo como un tronco.

Jenna cogió del brazo a Claire como tantas otras veces y la arrastro consigo al piso de arriba dejando a los ostros extrañados.

Al cabo de poco volvieron a bajar con la bocina de los partidos de fútbol de Vicky en la mano.

Vicky la cogió y sopló haciendo que Lucas se levantara de golpe. Todos se lo miraron riendo, y mientras él los observaba malhumorado.

- Buenos días príncipe- le dijo Jenna riéndose a carcajadas.

- ¿Príncipe?- preguntó el chico sin entenderlo.

- Si, es que iba a decirte bella durmiente pero bueno, déjalo.

- Vale si, mejor no preguntar. Por cierto, yo os mato a todos.

- Que sí, que sí. Anda levántate y vayámonos a desayunar.

El chico asintió a regañadientes y se fuere a la cocina donde estaban los demás esperándole.

Desayunaron y se vistieron del mismo modo que el día anterior. Al medio día recibieron una llamada de los padres de Vicky diciéndole a su hija que no volverían en todo el fin de semana y que los otros chicos se podían quedar a dormir también esa noche, hasta el domingo por la tarde en que ellos llegarían.

Ante esa noticia todos se apresuraron a llamar a sus padres para preguntar si podían quedarse, algunos aceptaron, otros se lo pensaron, pero al final terminaron aceptando. Ese fue el caso de Jenna, que su madre no sabía si dejarla pues debía ir al hospital, pero como le dijo que iría con Erik terminó aceptando, pero que tenía que pasar por casa al volver.

Entre todos se apañaron para hacer la comida. Jenna, Erik y Lucas hicieron el primer plato, macarrones. Claire y Marc el segundo, carne rebozada. Y Vicky y Fran se encargaron del postre e hicieron macedonia.

Después de comer llegó Sam, que también se quedarían a dormir. Les tenía que contar una cosa pero como Erik y Jenna se iban decidió esperar hasta más tarde, a que volvieran.

Jenna y Erik cogieron el bus cerca de casa de Vicky y llegaron al hospital. Preguntaron a recepción donde debían ir y se dirigieron a la planta indicada.

Después de un cuarto de hora de espera les atendió una enfermera que parecía simpática, aun que se pasó todo el rato mientras le quitaban los puntos a Jenna hablando con Erik. Finalmente le hicieron el parte y se dirigieron a casa de la chica. En el bus estuvieron hablando, pues el trayecto era bastante largo.

- La enfermera esa me estaba tirando los tejos.

- Lo he notado- dijo Jenna riendo.

- Pero que pelmazo de tía, más pesada…

- Por lo menos me he entretenido con vuestra “romántica conversación”- dijo esto haciendo como unas comillas con los dedos- y no me he enterado siquiera de que me quitaban los puntos o yo que sé que me han hecho el doctor.

Pasaron otro rato hablando hasta que llegaron a casa de la rubia.

- Hola mamá ya estamos aquí- saludó la chica entrando en casa seguida de Erik.

- Hola señora Marshall. ¿Qué tal?

- Bien Erik, pero no me llames así, por favor llámame Nathaly.

- De acuerdo señora… quiero decir Nathaly.

- Bueno hija que te han dicho en el hospital.

- Pues nada, que ya está curado.

- Sí, pero también que tenías que seguir en reposo hasta el miércoles por lo menos.

- Tonto, eso no se lo tenía que contar- dijo haciendo ver que se enfadaba.

- Es por tu bien, Jen.

- De acuerdo- aceptó la madre riendo- va, iros, que os deben estar esperando.

- Gracias mamá- le dio un beso y se dirigió a la puerta- va Erik, deprisa, antes de que se lo repiense.

- Adiós Nathaly, que pase un buen día.

- Adiós Erik, y cuídamela.

- Lo haré, no se preocupe- salió de la casa y llegó al paso de cebra donde le esperaba la chica- venga pequeña dame la manita par cruzar la calle.

- Imbécil- le contestó mientras le daba una colleja.

- Tu madre me ha dicho que te cuide.

- ¿Y lo próximo que será? ¿Vestirme y ponerme el pijama?- preguntó irónicamente, luego se apresuró a añadir- ¡espera!, mejor olvida lo que te acabo de decir- la chica se sonrojó la instante.

- No te preocupes, ya está borrado. ¿Qué me habías dicho?

- Nada, nada- se pusieron a reír.

Después siguieron andando sin hablar. Faltaba poco para llegar a casa de Vicky cuando Jenna se paró de golpe y cogió el brazo de Erik haciendo que el también parara.

- ¿Qué pasa?- preguntó el chico preocupado por la reacción de la chica.

- Que no aguanto más. Es verdad que ayer no lo pareció, que según tú era un espejismo… Pero no, no es un espejismo, es real, y muy real. Me gustas ¿vale?

- Y tú a mí, desde que teníamos trece años, des de que te conocí ese verano en Menorca con Claire. Pero tú hasta ayer estabas con Lucas y…

- Tu lo has dicho, hasta ayer, y desde hacia tiempo, pero lo nuestro nunca fue real, no del todo. Porque yo y Lucas somos incompatibles… en cambio tu, des de que te conocí, algo sentía, pero solo era una niña de trece años que no tenía ni idea de nada, y el año pasado no nos vimos, pero te echaba de menos. Y el otro día, cuando te vi en el hospital, me di cuenta de todo, no sé cómo no pude haberme dado cuenta antes- en ese momento unas lágrimas empezaron a caer por su mejilla, pero aun así siguió- Y que ayer me vinieras a buscar cuando Ángel me había cogido… fue la gota que llenó el vaso. Y estaba a punto de explotar, porque no aguantaba más, pero me contuve. Y lo que pasó anoche… pero después me dijiste que era un espejismo, y me hiciste creer que era verdad, que yo no te quería. Pero hoy me he dado cuenta de que no es verdad. Te quiero.

Entonces se aproximó al chico y le besó. Y fue ese momento en el que Erik entendió que Jenna siempre le había querido, aun que él no se hubiera dado cuenta.

Quién iba a creer que sería un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora