El tiempo corre y no se detiene

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Claire podía oír cantar a los pájaros, ¿eso significaba que estaba en un bosque? Quizás no estaba tan lejos de casa como le parecía. Le dolían todos los huesos, sobretodo el cuello y la espalda, había ido resbalando durante la noche y estaba estirada de una forma no muy cómoda en el suelo. Pero si oía los pájaros, eso quería decir que era de día, aun que ella no viese nada. Pensaba en lo que había oído anoche. ¿Marc muerto, Alberto lo había matado? No podía ser cierto, no, eso era imposible, no podía ser, Marc a esas horas ya estaría en Dinamarca, sus sentidos le habían fallado, además, Alberto se estaba lamentando. Lo había soñado, seguramente sería eso.

Pero su cerebro no terminaba de creérselo, lo recordaba perfectamente, como la había cogido por sorpresa, después de que Jenna gritara des de dentro de la casa, como la había tirado dentro del coche y después la había metido dentro de donde estuviera ahora, había sido real, demasiado real.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, pero quedaban atrapadas en la tela que los cubría.

De repente sintió que la luz entraba en la estancia, después se apagó, la puerta se había abierto, las piernas le empezaron a temblar, sabía quien estaba en la puerta, el mismo que la había traído a ese sitio. Oyó como se acercaba a ella, quiso tirar hacia atrás, pero estaba en la pared, no podía hacer nada, sintió como el chico se acercaba a ella, tenía la sensación de que su vida terminaría en ese instante.

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- Sam, tenemos un problema, ¿lo sabes verdad?- dijo la chica al cabo de media hora, se encontraban en el parque, estaban sentadas en un banco, como solían hacer siempre.

- No, solo tenemos que llamar a Lucas, Sergio y Erik y los mayores si quieren y vamos.

- No Sam, hay un problema, primero tu- remarcó el tu- eres la única que sabe llegar hasta allí, segundo, tu- remarcó otra vez el tu- no puedes llegar hasta allí con las muletas.

- ¿Siempre tienes que ser tan pesimista?

- No Sam-repitió-, ahora no soy pesimista, solo me adapto a la realidad, no puedes ir por el bosque con las muletas.

- Si que puedo, es tan solo un obstáculo más que superar.

- Por mi sabes que se que puedes, que no te importa, pero piensa un momento en todo, ¿estás dispuesta a volverte a encontrar a Alberto?

- Si. Vamos a llamar a los chicos. Llama a Erik yo a Sergio y quien termine antes que llame a Lucas.

- De acuerdo.

Las dos se pusieron a llamar y al cabo de un cuarto de hora Erik estaba con ellas en el banco del parque.

- ¿Lucas no viene?- preguntó.

- Me ha dicho que no podía, que lo sentía mucho, pero que estaba en el hospital con su hermana y su madre- explicó Jenna.- Y Sergio no podía porque tenía examen de aikido o lo que fuera.

- Vale, entonces solo vamos nosotros tres.

- Exactamente, solo hay un problema, ¿cómo llegamos hasta allí?-preguntó Jenna.- Nosotros podemos ir andando, tardaríamos mucho, pero el problema es Sam.

- Oye, sabes que, mejor creo que me quedo, tampoco podré hacer mucho así que mejor me voy a casa y no molesto.

- No- dijo Jenna- eres la única que sabe llegar.

- Pues te hago un mapa.

- No Sam, tu vendrás- cogió el móvil y llamó- Axel escúchame y calla, ven al parque con la moto, sabemos dónde está Claire, pero ven rápido, la única que sabe llegar es Sam y no puede andar. Adiós.

Quién iba a creer que sería un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora