El último beso

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Los días restantes pasaron sin incidentes. Jenna y Sam estaban más confraternizadas de lo normal y Claire y los otros sospechaban algo pero no le dieron demasiada importancia.

Esa misma tarde Marc emprendería su viaje a Dinamarca sin saber cuándo podrían volver.

Eran las doce de la mañana, a las once, Marc había llamado a Claire para quedar y ahora la estaba esperando en el parque. Al cabo de unos minutos la vio llegar. Iba con una camiseta roja y unos pantalones cortos, calzaba unas sandalias atadas al tobillo y llevaba unas gafas de sol que le sujetaban el pelo.

Llegó hasta el chico y lo besó.

- Buenos días. ¿Qué tal has dormido?

- Pues la verdad, casi no he dormido, me he pasado la noche despierto, pensando y asimilando lo que me espera.

- ¿Entonces porque me has llamado tan temprano?

- Quería hablar contigo. Pero vamos a sentarnos- fueron hasta un banco y se sentaron- Verás Claire, he estado pensando- hizo una corta pausa- que lo mejor sería que lo dejáramos- la chica abrió la boca para decir algo pero el chico la silenció con el dedo- antes de que repliques, déjame contarte el porqué. Claire, se que dijimos que no iba a influir, pero tanto tu como yo sabemos que es imposible aun que no lo aceptemos. Me voy lejos y no sé cuándo podré volver. Sabes perfectamente que no será fácil, por nada del mundo lo será. Por eso creo que lo mejor es dejarlo y continuar con nuestras vidas, voy a conocer a gente nueva, y no os voy a olvidar en ningún momento, pero no te puedo prometer nada. Y con esto no digo que me vaya a liar con la primera tía que encuentre, sabes que no soy así. Pero que al final si seguimos juntos nuestra relación se va a debilitar por un lado o por otro y va a ser peor. Y no pienses que es una excusa para dejarte y que te duela menos, esto es exactamente lo que creo.- lentamente retiró el dedo le los labios de la pelinegra que lo miraba con los ojos vidriosos.

- Sabes Marc, en realidad, yo pienso exactamente lo mismo, pero no quiero aceptarlo. ¿Sabes por qué? Porque se me hace muy difícil comprender este cambio, llegar al insti y ver tu mesa vacía. Una tarde, no poder quedar contigo... si, están Jenna, Sam, Sergio, Erik y Lucas, pero faltará un pelirrojo, faltará mi pelirrojo de ojos verdes.

- Siempre puedes pedirle a Jenna que se tiña el pelo pelirrojo y tendrás una pelirroja de ojos verdes- hizo una pausa mientras pensaba- bueno, no creo que Jenna se quiera deshacer de su pelo rubio.

- No creas eh, con lo obsesionada que está con los dragones y lo relacionado con el fuego, podría hasta llegar a convencerla.- los dos se pusieron a reír- pero no sería lo mismo- se hizo un silencio bastante incómodo pero finalmente la chica continuó- sabes, creo que tienes razón- dijo intentando parecer animada- lo mejor es que lo dejemos. Así no habrá ningún problema.

- Hola chicos- oyeron a alguien detrás suyo.

- Jenna, Erik, ¿Que hacéis aquí?

- Bueno, supongo que lo mismo que vosotros- contestó la rubia.- Claire... ¿Estás llorando?

- No, ya no.

- ¿Porqué?

- Déjalo Jenna, no importa.

- Por cierto, Claire- empezó Erik- Christian se ha enfadado contigo. Has dejado los platos del almuerzo sin recoger.

- Bueno, no pasa nada...

- Si, si que pasa, que el cabreo se lo ha llevado conmigo y lo he tenido que recoger todo, absolutamente todo, yo.

- Pues lo siento.

- Bueno basta de asuntos familiares- dijo Marc. En ese momento sonó su móvil.- ¿Mamá?- la mujer contestó al otro lado de la línea.- dice mi madre que si venís a comer.- los otros asintieron y el pelirrojo transmitió la información a la mujer, después colgó.

- ¿Sabéis que chicos?- preguntó la rubia.

- ¿Qué?

- He pensado una cosa que molaría muchísimo. Me podría teñir el pelo pelirrojo.- Claire y Marc se pusieron a reír a carcajadas, la chica terminó llorando de la risa y al pelirrojo poco le faltó- Oye que lo digo muy en serio que molaría muchísimo- replicó la rubia enfadada porque se rieran.

- Te lo he dicho Marc, no sería tan difícil, por no decir que ha sido mucho más fácil de lo que pensaba.

- ¿Se puede saber de qué reís?- preguntó Erik- Da igual, Jen, ¿de verdad que te quieres teñir? No te digo que no, haz lo que quieras, a mi me da igual, ¿pero tú te lo has pensado bien?

- Que sí, que me lo he pensado, solo que mis padres no me van a dejar. Pero molaría mucho. ¿A qué mola ser pelirrojo Marc?

- Bueno Jenna, no lo sé, lo soy de nacimiento, es muy normal. No se siente nada distinto, creo. Solo sé que no estoy tan loco como vosotros.

- Decidido- exclamó- ni loca, que ya lo estoy pero bueno, me tiño pelirroja, que sino mis locuras se irán.

- Creo que eso es imposible, lo estás demasiado.

- ¿Os parece que vayamos tirando hacia mi casa?

- De acuerdo. Oye, ¿Sam, Sergio y Lucas van a venir después?- preguntó Claire

- No lo sé, estaría bien que me pasara por sus casas a despedirme.

- Sam no podía- dijo Jenna- tenía que ir al hospital esta tarde, seguramente estará en su casa, y Sergio quizás esté con ella

- Si, y a Lucas lo iremos a ver después con mi madre- finalizó el pelirrojo- Pues damos un poco de vuelta y vamos a casa de Sam, total tampoco hay prisa.

- Perfecto, porque yo tenía que decirle una cosa- comentó la rubia.

- Oye, se puede saber que os pasa a ti y a Sam últimamente, estáis, no sé, muy juntas.- preguntó su amiga.

- No pasa nada. ¿Qué pasa, que no puedo ser su amiga?

- Si pero no se... Déjalo, deben ser paranoias mías.

Los cuatro se dirigieron a casa de Sam, y como habían previsto también estaba Sergio, Marc se despidió con un - Hasta pronto, os echaré de menos. Después siguieron con su ruta hasta casa del chico y allí comieron. El avión salía a las siete y terminaron de comer a las tres. La casa había quedado casi vacía, tan solo había algunos muebles cubiertos por plásticos, parecía inmensa.

A las cinco decidieron partir, antes debían pasar por el hospital y recoger al padre de Marc que estaba con su hermano y su cuñada.

Las maletas estaban ya fuera de la casa, al lado del Ford Fiesta azul. Estaban la señora Lewis y los cuatro chicos fuera de la casa mientras la señora terminaba de llenar el maletero con la ayuda de Erik y Jenna, Marc se llevó a Claire en un sitio un poco apartado.

- Que quieres Marc, te he dicho que no pasaba nada que lo dejamos, no te preocupes.

- No es eso lo que quería decirte. Claire prométeme una cosa.

- ¿Cual?

- Primero prométemelo.

- De acuerdo, te lo prometo.

- Prométeme que vas a olvidar lo que sientes por mi.- la chica se puso a llorar, pero no desvió la mirada de esos ojos verdes mientras el chico continuaba-  Prométeme que te vas a enamorar de otro chico. Prométeme que lo nuestro solo quedará como una amistad lejana. Pero sobretodo, prométeme que serás feliz y encontrarás a un chico mejor. No sé cuando voy a volver, ni tan solo se si volveré, por eso quiero que lo olvides todo, que seas feliz sin mi.- la chica simplemente asintió con la cabeza a la vez que sonreía.

- Pero antes- susurró entre lágrimas que caían por sus mejillas- déjame hacer una cosa- el chico asintió y se acercó a ella.

Se besaron sin problemas, un último beso antes de que sus vidas se separaran. Claire sabía que ese quizás iba a ser el último momento que pasaba con él, que ese sería el último beso. Que lo que le había prometido sería difícil, pero se lo había prometido, y que lo cumpliría, antes pasaría bastante tiempo, pero una promesa, es una promesa. Y en esos momentos, mientras las lágrimas salían de sus ojos y perdía el contacto con los labios del chico se sintió feliz, porque en cuanto Marc cogiera ese avión, ya no le podría pasar nada. Alberto ya no le podría hacer nada.

Quién iba a creer que sería un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora