Besos inesperados

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Estaban a media película cuando se acabaron las palomitas. Lucas se levantó a hacer más y Jenna se quedó sentada mientras no volvía, en ese momento en la pantalla un hombre tocaba el timbre de una casa y la chica que vivía allí, que estaba viendo una película fue a abrir, serían sus padres. Abrió y un hombre se abalanzó con un cuchillo clavándoselo en el pecho haciendo que la chica cayera al suelo.

Jenna se iba a esconder donde Lucas pero este no estaba así que quien tenía al lado era Erik y se abrazó a él y este le tapo los oídos para que no escuchara el grito que pegó Claire.

En ese momento llamaron a la puerta Jenna y Claire se pusieron a chillar y se cogieron de la mano.

Lucas que estaba en la cocina fue a abrir a pesar de las suplicas de las chicas de que no lo hiciera.

Fuera estaban una morena de ojos grises y un castaño.

- ¿Holaaaaaaaaaaaaa como están ustedes?- saludó Sam.

- Sam, Alberto yo os mato- dijo Claire a modo de saludo.

- ¿Esas borracha Sam?

- Estúpido dragón calla anda

- Oye note metas con los dragones- se quejó Jenna.

- Si, está borracha- les respondió Alberto- solo pasábamos para saber cómo estabais, ahora iba a acompañarla a casa. Así que si estáis bien nos vamos. Adiós, hasta el lunes.

- Adiooooooos- se despidió Sam imitando cantar ópera.

Después se fueron y continuaron viendo la película.

Entre gritos, muertos y más muertos y algún que otro asesino suelto terminó la película y decidieron irse a dormir pues entre unas cosas y otras ya eran casi las cuatro de la madrugada.

Las chicas se fueron al piso de arriba a ponerse el pijama. Claire iba con una camiseta de tirantes de color lila y unos pantalones piratas del mismo color. Vicky iba con una camiseta de manga corta de color azul cielo y unos pantalones cortos de un azul más oscuro. Y Jenna iba con una camiseta de tirantes finos de color naranja y unos pantalones rojos un poco más cortos que los de Vicky.

- ¡Vicky, encontraste los pantalones!- exclamó Jenna.

- Sii

- ¿De qué estáis hablando?- preguntó Claire que no entendía nada.

- Pues que en la ruta perdí los pantalones del pijama y estuve durante un mes dándole la lata a Jenna por si los tenia ella, al final resulta que se quedaron dentro del saco de dormir y como estaban al fondo no los encontraba. 

- Ah vale. ¿Bajamos?

- Si, bajemos ya.

A bajo los cuatro chicos estaban hablando. Marc y Erik iban solo con los pantalones del pijama mientras que Lucas y Fran llevaban también una camiseta, que al rato terminaron quitándose porque hacía demasiado calor. Estuvieron un rato tumbados hablando con las linternas encendidas, y después las apagaron y se durmieron.

Jenna se despertó a media noche, se sentó en la cama y se dio cuenta de que Erik estaba despierto.

- ¿Erik, estas despierto?

- Si- dijo con un tono apagado y se incorporó como la chica.

- ¿Te pasa algo?

- Bueno... Sí, pero no te preocupes.

- Cuéntamelo, te sentirás mejor.

- No se...

- ¿Me acompañas a la cocina a beber agua? Y después me lo cuentas.

- Bueno vale pero en silencio no vayamos a despertarlos.

Cogieron la primera linterna que encontraron y se dirigieron a la cocina. Allí pudieron abrir la luz pues estaba bastante apartada y no daba a la sala donde dormían profundamente los otros. Jenna fue a la nevera a coger la botella de agua mientras que el chico cogió un vaso del armario. Llenó el vaso y la chica bebió toda el agua, después el rubio lo volvió a llenar y bebió él.

- ¿Me cuentas que te pasa?

- Bueno es que echo de menos a mi padre, ya sé que solo hace unos días pero lo hecho muchísimo de menos, ya sé que mató a una mujer pero... No lo hizo a propósito, él me contó que pasó exactamente él no tuvo la culpa, me contó que se ve que le temblaba el dedo, hasta que en un momento sin querer, le empezó a temblar más rápido y no se dio ni cuenta y había pulsado el gatillo- la chica se acercó y le abrazó y permanecieron así un rato hasta que el chico se tranquilizó.

Después se fueron de vuelta al salón. Estaban a punto de llegar cuando de repente se apagó la linterna, Erik en un impulso abrazó a la chica para protegerle, le dio unos golpes a la linterna y esta se volvió a encender. Se separaron un poco sonrojados y continuaron hasta llegar a la cama, la chica se tumbó mirando hacia al chico y este a su lado, los separaban menos de cinco centímetros. Se quedaron así un tiempo que no supieron cuanto fue, solo se miraban, sin moverse.

La linterna que tenían en medio que les iluminaba empezó a parpadear hasta apagarse por completo cortando el momento.

El chica se acercó para abrazarse al rubio, olvidando que solo les separaban unos centímetros. 

Sus labios se rozaron, después la chica puso una mano en la cabeza del chico y este la cogió por la cintura, sus labios se movían ansiosos buscando el calor del otro. Se separaron un poco para respirar.

- Erik, gracias por venirme a salvar antes, yo... Quería decirte que... me gustas.

- No Jenna, tu no me quieres, te lo parece porque te he salvado como tú lo llamas, pero yo no quiero esto, porque sé que no me quieres de verdad, solo es un espejismo.

El chico no vio como una lágrima descendía por la nariz de la chica. Aun así, se incorporó un poco y fue a darle un beso en la mejilla, pero, al no ver nada, se lo dio en la comisura de los labios.

Un corriente eléctrico invadió la chica por unos instantes. Se acurrucó en los brazos de Erik y, al cabo de poco se durmieron los dos.

Quién iba a creer que sería un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora