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Cuenta atrás
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Mi primer recuerdo de la infancia son los lloriqueos de mi madre y los gritos de mi padre, dos juegos de voces que ya no son, uno nunca llega a creer que extrañará los gritos de la misma manera que se extraña un recuerdo.
—¿Sabemos quién es?—Hay hombrecillos y mujeres fugaces con ropajes azules y manos apresuradas a mi alrededor. Buscan darle cura a mi cuerpo, pero mi cuerpo no es el problema.
No es allí lo que tengo que sanar, es mi alma.
—No lleva consigo una identificación, pero según los registros es la misma chica de hace un año—le responde otro, un par de manos tibias me tantean los brazos ajenos y la cabeza caliente.
Quería irme...
—Linda, ¿puedes decirme quién eres?—inquiere una de las enfermeras, quiere que le responda incluso cuando llevo un tubo en la garganta, conectado a mi estómago—¿Cómo te llamas?
«¿Cómo me llamo? ¿Quién soy?» la luz del techo es brillante y me quema las retinas de los ojos, es entonces cuando caigo en cuenta: No soy nadie, no merezco un nombre.
— ___ West, trabaja en una cafetería y este es su cuarto intento de suicidio, tiene dieciocho años de edad, no tiene familiares ni amigos a los que llamar en el registro—«no tiene familia»— esta vez intentó ingerir una botella Zolpidem, procederemos al lavado de estomago, que alguien llame a servicios sociales.
Uno no puede extender los brazos al pasado y traer los recuerdos intactos, que injusto, el pasado con insistencia se lima las garras y me arranca pedazos.
—Tiene asma—advirtió otro.
—Qué obstinada...—escuchó gruñir una voz femenina en algún lugar de la ambulancia, un sonido a plástico siendo triturado no es capaz de mover mi cuerpo erguido—, West por favor no te asustes, te voy a canalizar, sentirás un pequeño piquetito y un mareo, necesito que cuentes hasta diez conmigo en cuenta regresiva.
La ambulancia se movió apresurada por las calles y yo me pregunté quién fue el imbécil que los llamó. La enfermera de cuerpo delgado se planta frente a mí, inamovible, soy incapaz de distinguir su rostro a contra luz.
Diez:
Mi primer recuerdo de la infancia son momentos que no pasaron.
Nueve:
Mi madre gritaba con pulmones ajenos, esa no era su voz.
Ocho:
Reconocía del rostro de mi padre lo mismo que del cielo al mar:
Un montón de rayones difusos.
Siete:
Quería que acabara.
Seis, cinco, cuatro:
De verdad quería que terminara.
Tres:
Del grupo de enfermeras reconozco a una sola, con el cabello corto y las mejillas sonrosadas por debajo de la piel pálida, me mira con ojos que me gritan "detente ya mismo".
Dos:
Las luces y la impotencia me escuecen los ojos, comienzo a llorar.
Uno:
Este es el principio del final.
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Sálvame [Tom Holland y tú]
Fanfiction____ West una chica que va por la vida sin suerte, sin amor, cargada de dolor pero con una pizca de libertad guardada en el zapato conoce a su delirio, peligro y martirio, uno de los mafiosos más peligrosos de Londres, Tom Holland. ¿El destino será...