Londres, Casa Maslow
No sentía mis manos, era incapaz de mover mis dedos, nisiquiera podía sentir parte de mis anteabrazos, hice un enorme esfuezo para abrir los ojos, con la vista nublada y borrosa solo alcancé a visualizar que estaba aún en casa de Fere, en la habitación donde habían estado durmiendo Thomas y Matilde.
-¿Fere dinos que paso?- ordenó Harrison entrando a la habitación, junto con el doctor de cabellos grises, detrás de ellos entro Fere, con Thomas en brazos, se había quedado dormido en su hombro-.
-Desde que estaba en casa de Tom, no se había hecho daño, no...no que yo supiera- se sentó en el borde de la cama, acostando a Thomas en su regazo-.
-Ya despertó- su voz me sobre saltó, no me había percatado que Tom estaba a mi lado, sentado en la silla, llevaba una sudadera negra, le habían sacado el catéter del pecho, su rostro era cansado, incluso podría decir que no durmió en varias horas-.
-Sólo hay algo que se me ocurre pudo haber pasado- dijo Fere poniendose de pie entregandole a Thomas a Hazza que lo cargo, sentía mis antebrazos aún más fríos, conforme se me iba normalizando la vista pude notar mejor que una venda me apricionaba las muñecas y más arriba llevaba un catéter intravenoso que me pasaba suero frío, recorriendo mi interior, helandome-.
-Cariño este es tú cuarto intento de suicidio ¿Hasta cuando vas a parar?- escuche a la enfermera susurrar en mis oídos, su fría y decepcionada voz me estremeció, no podía estar pasando, no podía-.
-Dejenme en paz por favor- le susurre cerrando los ojos con la esperanza de acallar las voces-.
-Espera...- soltó Fere tras unir los cabos, entendiendo todo, mucho mejor que yo-___- me llamo con tanta seriedad que no tuve más opción que salir de mi refugio de mantener los ojos cerrados para verla- ¿Ves cosas otra vez?-.
-¿Cosas otra vez?- repitió el doctor extrañado, tan extrañado como Harrison que arrullaba a Thomas mesiendolo suavemente-.
-Sí...- Fere parecía querer romper en llanto, se acercó a mi, poniendose de cunclillas a mi lado, con Tom detrás- dime por favor ¿Tienes alucinaciones otra vez?- preguntó con sus ojos tristes clavados en mi, detras de ella Tom continuaba inexpresivo, totalmente serio- No, no lo mires a él, mirame a mi, yo te voy a ayudar- me acarició la mejilla pasando sus delgados dedos con esmalte de uñas celeste por mi cabello- ¿Ves cosas otra vez ___?-.
-Sí- respondí sientiendo mis mejillas arder y mis ojos humedecerse- están ahí...me hacen daño, no quieren parar, no paran nunca- Fere limpiaba cada una de mis lágrimas, sosteniendo mi rostro evitando que me encontrara con la mirada de Tom- hay tanto dolor en ellos- no pude contenerme más llorando a rienda suelta, sintiendo mi corazón encojerse en mi pecho-.
-Tranquila, sacalo todo, vamos a estar bien- apesar de lo que Fere me decía, apesar de sentirla abrazandome con fuerza, acariciando mi cabello, apesar del castaño de ojos cafés que me miraba confundido, herido y con ciertos tonos de seriedad, apesar del rubio chino que descansaba aún con el brazo roto y las mejillas aún mojadas por las lágrimas, sabía que no estaba bien, que había llegado al límite del que muchos hablan, que no podría controlarme y terminaría por matarme-.
-Hacerse daño es una manera de canalizar el dolor, al herirte a ti misma, haces que una sustancia se libere minizando el dolor de tus penas, incluso autolesionarse termina siendo adictivo, hay gente que ya no puede parar- dijo el psicólogo de aquel loquero, tras sus gafas se ocultaban sus ojos cansados- pero...- solo lo escuchaba, pero estaba segura que estaba riendose de mi- ¿Qué pasa cuando ya no sientes dolor al herirte? Cuando el dolor que acecha tu alma es aún más grande que el que te podrías causar, irás más lejos, irás en busca de la muerte-.
-Basta- chille intentando callar al estúpido psiquiatra, Fere me abrazo aún más, Tom se había inclinado sobre la silla, mirandome como si me estuviera mueriendo, probablemente lo estaba haciendo-.
-Sabes...aveces la vida no es para todos-.
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Sálvame [Tom Holland y tú]
Fanfic____ West una chica que va por la vida sin suerte, sin amor, cargada de dolor pero con una pizca de libertad guardada en el zapato conoce a su delirio, peligro y martirio, uno de los mafiosos más peligrosos de Londres, Tom Holland. ¿El destino será...