Capítulo 98

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Nuevo León, México. 
9:23 pm 

Apesar de estar en un campo santo rodeado de tranquilidad me sentía completamente nervioso y ansioso. 

Aquel viejo y alcohólico hombre me ofrecía una mínima oportunidad para poder reencontrarme con Tom, dejándome hecho un nuevo lío de emociones. 

Desde el día que llegue a México siempre me preguntaba que pasaría si lo volviera a ver a Tom, qué le diría, que pasaría,  ingenuamente idealizaba el encuentro en mi mente...lo abrazaba, lo golpeaba, le lloraba, le escupía...todas las posibles situaciones las imagine, imagine que llegaba a la escuela en su camioneta con Harry y Paddy montados en la parte de atrás. 

-Vamos a casa- decía para despues sonreirme desde el asiento del piloto-. 

Lo imaginaba en todos lados, tocando la puerta de la casa, encontrándomelo en el supermercado, en la calle, imaginaba a Tom llegando por todos lados, pero...ciertamente no estaba en ninguno, no llegaría montado en su auto con Harry y Paddy detrás, no me buscaria ni me pediría que fuera a casa con el, mis emociones tardaron años en acostumbrarse a las constantes decepciones al mirar que el nunca estuvo allí, ni siquiera vino para el funeral de Harry. 

-¿Que le hace pensar que lo quiero ver?- finalmente articule, captando la atención del desconocido que aparentemente fue amigo de mi madre que aun estaba sentado en la lapida de Harry junto a mi-. 

-Ya no se trata de querer, si no de deber- tras esto acomodo la manga de su camisa de vestir, cuya manga blanca se asomaba por debajo de la tela de sus sueter de rombos- la persona.... que está intentando matarlos, es alguien con la que tu hermano no puede enfrentarse en una batalla sin perder, le será dificil mantenerlos con vida incluso estando con él- su tono de voz denotaba el cansancio del peso de los años-...tienes que pensar en Patrick tambien-. 

-¿Quién está tratando de matarnos?- pregunté, tenía erizados todos los vellos del cuerpo, más aún de la sensación de ser constantemente observados-. 

-No lo se- dijo apacible, debía ser una broma, ahora sí que tenía ganas de golpearlo-.

-¿Como que no sabe?- apenas reaccioné me levanté pateando el frasco de licor del suelo, devolviendome para encararlo-  ¡Tiene que saber, si dice todas esas cosas es porque usted ya sabe quien es!-. 

-Sam, no puedo saberlo, es tan listo que se ha encargado de poner miles de trabas, y-yo, yo no puedo hacer nada para ayudarte a atraparlo o saber quien es ¡Tengo 79, Sam!- se excuso apresurado, haciendo círculos exagerados con las manos, probablemente ya estaba borracho mientras yo era un idiota que creía en las palabras de un anciano- lo único que puedo hacer es guiarte a Thomas, es todo lo que puede hacer un pobre diablo sin nombre como yo, de ahí en más...Thomas, Paddy y tu se tienen que cuidar entre ustedes- conforme más hablaba más se había apagado su voz, despues de todo parecía sincero-. 

-¿Por qué nos quiere ayudar?- él continuaba aun sentado sobre la lápida, separo su vista de mi para girarse levemente a la derecha, miro la inscripción de Harry en letras negras, pasando su dedo por las mismas con melancolía-. 

-Por Nicola, por mi Nikki que en paz descanse- sonaba totalmente devastado- lo mejor que puedo darle como regalo de despedida es asegurarme de que tengan una segunda oportunidad - sonaba realmente triste-.

¿Quién era este señor? ¿Porque estaba hablando con él en la noche en el panteón? ¿Porque su presencia me era tan tranquilizadora? quizas el si fue amigo de mi madre y de alguna manera llegué a conocerlo, aunque ahora ya no lo recordará, quizás por eso me sentia mas tranquilo con él cerca, era eso o el hecho de que ahora era el único además de  mi cansado cerebro de reconocer quien era yo realmente, de donde venía, quienes habían sido mis padres, quizás un recordatorio para no volverme loco, para saber que no nací solo. 

Sálvame [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora