Epílogo

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No hace falta hacer hincapié en el hecho de que el mundo se llena de personas con cada segundo que pasa...se llena tan rápido como se vacía, mientras un millón de personas nacen, otro millón de personas están muriendo en algún sitio. 

Pero no hay que dejarnos engañar, tanto la vida como la muerte...suelen pasar desapercibidos, una mujer puede no ser consciente de que en su vientre alberga vida hasta meses despues al ver como su estomago crece al igual que su apetito, pero antes de eso la vida dentro suyo pasa desapercibida...al igual que la muerte. 

Cuando un hombre grande, un hombre joven y solitario y tal vez un tanto enfermo termina por fallecer en las puertas de su habitación, como no tiene esposa, madre u hijos nadie va a notar su ausencia, nadie irá a casa para tomar un café a su lado o llevarlo al cine, simplemente quedará tendido sobre el suelo sin vida hasta que el hedor de su cuerpo en descomposición sea lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de los vecinos o los transeúntes, de igual manera su muerte pasara desapercibida...al igual que la vida.

Londres
6 de Diciembre del 2006
10:45 pm 

Me moría de ganas por ir a casa, meterme entre las sábanas y beber un poco de canela caliente con Mama, me moría de ganas por calentar mis manos dentro de las grandes cobijas y esperar a que papá llegara a casa, sin embargo no podia hacer nada de eso y quizás no lo haría de igual forma. 

-Espera aquí cariño- me había dicho la enfermera antes de que se llevarán a mi  mama sudorosa y pujante mientras respiraba agitadamente, parecía que quería ir al baño-.

-Creo que quiere ir al baño- le dije a la enfermera morena con grandes dientes blancos detrás de su labial rojo que soltó una risa ante mi comentario-. 

-No quiere ir al baño- dijo segura viendo con ternura como estiraba el cuello para ver con exactitud a donde llevaban a mi madre en esa gran camilla- ella...ella está a punto de darle vida a tu hermanito- aseguró con entusiasmo captando mi atención de lleno-.  

-¡Eso es imposible! ella se lo comió desde hace un montón y usted quiere que crea que justamente hoy le dio por sacarlo- la enfermera no podría engañarme y me crucé de brazos para que notara no era tan ingenua como ella podría creer-. 

-Esta bien, pero ¿que te puedo decir? tu hermanito ya quiere salir para conocerte -la enfermera se había puesto de cunclillas hasta quedar a mi altura- ¿porque no le ayudas a tu mami a pensar en algunos nombres para tu hermanito? te doy una pluma y un papel y cuando tu mami salga tu se los pasas para que ella elija uno-.

-¡Si!- la emoción en mi voz era incontrolable, la morena de cabellos oscuros sonrió complacida tomándome de la mano hasta llevarme a la sala de espera del lugar, un pasillo medianamente ancho con un par de hileras de bancas blanquecinas encontradas entre sí, en las paredes azul cielo colgaban varias pinturas y anuncios con palabras extrañas-. 

 -Espera aquí, iré por un papel- sonrió mientras palpaba los bolsillos de su pantalón blanco y holgado con alguno que otro estampado de elefante risueño- toma, no te muevas- finalmente encontró un lápiz desgastado con la goma mordida el cual me tendió antes de alejarse  por la derecha atravesando el pasillo hasta llegar a la recepción-. 

La enfermera ajetreada y con un montón de asuntos por atender estiró su cuerpo por encima de blanquecina mesa de la recepcionista tomando una libreta de rayas rojas, a la cual le arrancó una hoja, había conseguido calmar a la niña, interiormente la enfermera se felicitaba a sí misma por haber logrado calmar a la niña con la idea de los nombres y ahora regresaba hasta ella contenta al verla sentada sobre la silla blanca dejando sus pies suspendidos en el aire mientras pellizcaba con perspicacia la punta mordida y desgastada de la goma sin quitarle la vista al trío de niños  que tenía enfrente cuyo padre tampoco había aparecido, causándole un dolor de cabeza a la trabajadora social de la institución. 

Sálvame [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora