Capítulo 30

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El doctor llevaba más  de dos horas en el cuarto de Tom atendiendolo, personal de servicio entraba y salía  corriendo apresurado, una chica  de servicio salió  con un par de toallas ensangrentadas, Fere se había  ido a casa a atender los moretones de James dejandome un beso en la coronilla y haciendome prometer que la llamaría  si algo pasaba, ahora  me encontraba sentada en el pasillo, frente a la puerta  de Tom, esperando por  noticias.

- Aquí tienes- Harrison me sacó  de mis pensamientos y me tendió  una taza de chocolate caliente humeante para después  sentarse a mi lado- te ayudará a calmarte- dijo, mientras ponía  su taza en un costado y se sacaba la sudadera y el chaleco antibalas, su camisa se levanto un poco y note uno que otro moreton el notó  mi mirada  en su piel y dijo- son lo que te pueden llegar a hacer los impactos de las balas, no te penetran pero si dejan unos ligeros moretones-.
-Hazz...¿Tom va a estar bien?- dije al borde de las lágrimas, no me importaba si no lo conocía, si me causaba dolores constantes dolores de cabeza o incluso sentía que lo odiaba, me partía  el alma verlo así, al borde de la vida y la muerte-.
-No lo sé  pequeña, perdió mucha sangre- dijo y me abrazó, no eran los confortables brazos de Tom, escondi mi cabeza en su pecho y me permití  llorar, recordé  muchas cosas, cuando me anunciaron la muerte  de mis padres, en aquella solitaria navidad, me imagine pasando lo mismo con Tom y el aire me empezó  a faltar, el jodido asma- Hey tranquila- se levantó, yo no podía respirar- ¿Tienes un inhalador o algo? - apunte a mi cuarto y él entro corriendo para después  salir con la bolsa negra que contenía  mis medicinas- a la cuenta de tres inhalas esperas cinco segundos y lo vuelves a hacer ¿Sí? - asenti con la cabeza y me ayudó, hasta que sentí que podía  respirar con normalidad-.
-Gracias- murmure limpiandome las lagrimas con el dorso de la mano-.
-Bebe un poco de chocolate- me miraba preocupado- mira, podrá  estar débil, pero nunca se rinde, nunca deja las cosas incompletas, no te dejará- la puerta  se abrió  y una chica de servicio salió  con una sábana   sangrentada-.
-Harrison ¿Qué  paso?- le pregunte sin quitar mi vista de la puerta, que se había  cerrado otra vez-.
-Pues como me escuchaste decir, Clay puso varios líderes  en nuestra contra, nos tendieron una trampa, Tom se dio cuenta por lo que nos separo por grupos, ir todos juntos hubiese sido algo estupido- Hazza miro el bordillo de su zapato-Me tocó  ir con él, después  de adentrarnos más  a la pelea, lo perdí  de vista, luego lo encontré con una herida en su muslo, bastante profunda, aún  así  siguió  peleando como un animal salvaje, después  lo perdí otra vez, habían llegado más  y necesitabamos refuerzos, encontré Tom debido a un camino de sangre que dejó, en cuanto acabamos regresamos-.
-¿Tu también  necesitas ayuda?- pregunté  en busca de posibles lesiones-.
-No, yo solo me lastime el hombro, pero me trataron en el camino-.
-Vale, pero...- fui interrumpida por el teléfono-.
-Disculpa- saco un móvil  de la sudadera y después sonrió  con ternura y tristeza-.
-¿Todo bien?- pregunte-.
-Sí, este es el teléfono  de Tom, ojalá se levante pronto-.

Pasamos esperando bastante rato, me quedé dormida en el hombro de Harrison y el recosto su cabeza sobre la pared quedandose dormido también  hasta que escuchamos a alguien llamarnos, el doctor había  salido y limpiaba sus lentes con un pañuelo increiblemente blanco, Hazza y yo nos paramos de inmediato.

-¿Qué  paso doctor?- preguntó Hazz -.
-Ya he suturado la herida y atendido las otras, va a tener problemas para caminar, necesitará  de un bastón por  unas semanas, pero se recuperará, claro, si pasa la noche- dijo como si fuera algo natural-.
-¿Cómo  que si pasa la noche? ¿Esta bien o no?- pregunte molesta ante su actitud-.
-Eso no lo podemos determinar, tiene una fiebre alta y esta muy débil, les recomiendo que dejen a alguien en su cuidado esta noche, probablemente no despierte  hasta pasado mañana y si lo hace estará  bastante atontado-sé coloco los lentes y prosiguio- he dejado medicinas  para el dolor y  la fiebre, ya le he puesto un suero, le durará  como 3 horas, después  de eso, lo tienen que cambiar, mañana por la mañana vendré  a ver como sigue-.
-Sí, gracias- Harrison dijo y el doctor se retiro-.
-Bien ___, yo me quedaré  con él, ve a dormir- Hazza tocó  mi hombro y no pude evitar  negar y soltarme de su agarré-.
-No, tu también  necesitas descansar, yo dormí toda la tarde, no tengo nada de sueño, cuidare de él-.
-Agradezco tu intención, pero no estoy seguro- se rasco la nuca pensativo- ¿sabes como cambiar el suero siquiera?-.
-Sí, he estado internada varias veces, se como se hace, deja de hacerte el duro conmigo, no estás en condiciones de cuidarlo, al contrario, estas  tan cansado que te puedes dormir y descuidarlo- dije sería -.
-Esta bien, realmente estoy hecho  polvo, buscaré al chofer para que me lleve a casa, cuidalo bien, cualquier cosa me llamas- dijo y asenti con la cabeza, se colocó la sudadera y asumo que palpo algo adentro porque prosiguió- espera, tengo que dejarle algo- entro al cuarto y yo tras él-.

Tom se encontraba empapado de sudor, su piel se encontraba mas palida de lo normal, estaba respirando agitadamente, con dificultad incluso, en su mano izquierda una aguja  y una  manguera de plástico que llevaba a una pequeña bolsita roja colgada de un  tubo, la transfusión de sangre seguramente, en su mano derecha  había  algo similar solo que en vez de sangre  se trataba  de una bolsita con suero, su pierna estaba  vendada y llevaba una camisa liguera cuello V, estaba tan distraída ante esa imagen que no note cuando Harrison me llamó.

-___- agitó  su mano frente mi cara y lo mire prestandole la atención por fin-.
-D-dime- conteste torpemente-.
-Ya me voy a casa, cualquier cosa llamame- dijo seguido de un bostezo- suerte- se despidió y se fue-.

Tome una  silla y la coloqué al lado de su cama, Tom se movía de vez en cuanto con expresiones de dolor o disgusto, me sentía  mal conmigo misma, yo que buscaba la muerte y él que se aferraba a la vida, moribundo, apretaba sus  labios que se encontraban casi de un azul claro, contrastando con su palidez, fruncia  sus cejas de ves en cuando; cambiaba su suero, le puse su medicina también, el seguía sufriendo, seguía  luchando por  vivir, finalmente tome su mano y la estreche con cuidado, eso lo calmó  un poco, el no estar solo
¿cuanta soledad había  en su alma como para que un apretón  de manos de una suicida, tal vez en su lecho de muerte lo reconfortara?

Tome una  silla y la coloqué al lado de su cama, Tom se movía de vez en cuanto con expresiones de dolor o disgusto, me sentía  mal conmigo misma, yo que buscaba la muerte y él que se aferraba a la vida, moribundo, apretaba sus  labios que se encon...

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Sálvame [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora