Capítulo 4: Diagnóstico indeseado

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Los Stilinski durante su semana en Beacon Hills, luego de la boda y esperando el día en el que se reunirían con el druida, crearon una rutina bastante agradable que les ayudaba a tener una buena estadía y unas merecidas vacaciones lejos de la agitada ciudad en la que vivían, comenzando sus días con un buen desayuno, día por medio en cada casa familiar, y los demás en la cafetería del centro, luego se dedicaban a limpiar la casa, pasear con Lydia y sus hijos, luego a la hora del almuerzo comían con ellos a veces en la casa Stilinski, en algún restaurante o en la casa de Lydia, algunas veces Jordan los acompañó a comer y otras veces simplemente no pudo por sus turnos en la comisaría.

Ambos, padre e hijo estaban disfrutando su tiempo en el pueblo, intentando evitar junto a su familia a la manada que sabían seguía en el pueblo. Por fortuna durante los cinco días no se encontraron con ninguno de ellos, ni siquiera con Peter. Todo iba relativamente bien y tranquilo, salvo los problemas que Stiles estaba teniendo y que intentaba ocultar a toda costa, pero aunque era muy bueno mintiendo, las excusas y extrañas actitudes no pasarían desapercibidas para un cachorro de lobo y una muy suspicaz Banshee. Ellos podían ver el particular cambio en Stiles, y para el día viernes en que el castaño se vería con el druida, Dalton pudo notar lo mucho que tardó su padre en bajar de su habitación, el particular cambio de olor en él y su rostro estaba más pálido de lo normal, haciendo que se preocupara más por su estado.

—¿Estás bien, papá?— preguntó Dalton a los pies de la escalera, viendo a su padre llegar a su lado, poniéndose una chaqueta marrón.

—Sí, estoy bien. ¿Por qué preguntas?

—Te tardaste mucho. — comenta el menor al haber notado cómo su padre luego de despertarlo, se había encerrado más de una hora en el baño, y por su aroma sabía que ya se había bañado antes de encerrarse.

—Oh. Sí, lo siento por eso. En fin, nos están esperando. Vamos. — dijo a un muy confundido Dalton que esperaba obtener una explicación sobre la tardanza de su padre. Al no obtenerla simplemente siguió al mayor fuera de la casa y se subió al auto con él, y juntos fueron a la casa de sus tíos a tener su desayuno con Lydia y los mellizos.

Luego de desayunar y despedirse de la familia, condujeron para al fin poder encontrarse con el druida, y el joven hombre lobo se sorprendió al ver que su lugar de destino era una veterinaria.

—¿Qué hacemos en una veterinaria?— preguntó bajándose del auto.

—Aquí encontraremos a Deaton. Además de un druida, también es el veterinario de Beacon Hills.

—¿Lo de la veterinaria es su tapadera?

—Algo así. Entremos, debe estar esperándonos. — habló Stiles poniendo su mano en la espalda de su hijo para guiarlo al interior del establecimiento. Dentro se encontraron a Deaton detrás del mostrador de la recepción, el hombre al verlos dejó de hacer lo que hacía para saludarlos.

—Stiles Stilinski.— dijo Deaton caminando hacia los dos castaños.

—Finalmente nos reunimos, Deaton. — lo saluda Stiles con un amigable apretón de manos. — Imagino que recuerdas a mi hijo Dalton.

—Lo recuerdo, aunque supongo que él no recuerda conocerme, ya que era muy pequeño la útima vez que nos vimos. Alan Deaton. — se presentó tendiendo su mano a Dalton para que la estrechara, que lo hizo sonriendo con amabilidad.

—Dalton Stilinski.

—Bueno, pasen. Hablaremos más cómodos en mi oficina. — dijo el veterinario caminando hacia el interior del lugar.

Ambos Stilinski caminaron detrás del druida, y luego de ver a este entrar, Dalton se sintió pesado y entonces cayó inconsciente, siendo tomado por detrás por Stiles que lo cargó y lo recostó en el sofá que había en la habitación, todo ante la mirada alarmada y confundida del mayor.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora