Capítulo 2: El día de una boda

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El gran día había llegado, y padre e hijo se levantaron con algo de pereza, se dieron una ducha y se lavaron los dientes, bajando las escaleras para poder desayunar. Y fue entonces que Stiles recordó que tenían que comprar víveres, así que ambos con todo el dolor del alma tomaron sus cosas y se prepararon para salir. Tendrían que buscar afuera dónde desayunar. Condujeron a una cafetería donde sirven desayunos, y pidieron lo que cada quien quiso servirse y a los minutos pudieron comenzar a comer. Dalton comía pancakes con jarabe y un jugo de naranja, y Stiles comía huevos con tocino y tostadas más una taza de café.

—Papá. ¡Papá!— lo llamó el menor, haciendo que Stiles lo mirara tras sobresaltarse por el repentino llamado.

—¿Sí?

—¿Estás bien?— le pregunta con una expresión preocupada.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Tu café.— le indica con la mirada, y sólo entonces Stiles nota que está derramando su café sobre la mesa.

—Diablos. Lo siento, creo que aún tengo un poco de sueño.— dice mientras toma muchas servilletas y comienza a secar y limpiar la mesa, intentando no esparcir más el café.

—¿Seguro que sólo es sueño?

—Claro, ¿qué más podría ser?— pregunta con una sonrisa mientras termina de limpiar la mesa, para luego limpiarse las manos.

Dalton lo miró por unos segundos con los ojos entrecerrados analizándolo, pero al no percibir nada diferente en su padre, se relajó.

—Bueno, supongo que no importa.

—¿Estás emocionado por la boda?— le preguntó cambiando de tema.

—¡Sí! Ya quiero ver a mis tíos, y a mis primos también. Quiero ver qué tanto crecieron desde la última vez que nos vimos. — respondió sonriendo emocionado. — ¿Crees que estén emocionados por verme?

—Claro que sí, eres el ahijado consentido de esos dos, y Clint y Mer no se despegan de ti cada vez que te ven. Y ahora que están un poco más grandes, estoy seguro que no te dejarán en paz.

—Espero que les gusten los regalos que les traigo.

—Viniendo de ti, seguro que les gustarán.

—¡Hey! ¡Nos vemos de nuevo!— les habló Peter acercándose a ellos, haciendo que Dalton dejara de sonreír y Stiles cerrara los ojos a la vez que se tomaba el puente de la nariz.

—Con un demonio, Peter. ¿Acaso estás en todas partes?— le preguntó mirándolo con molestia.

—Siempre vengo a desayunar aquí los sábados.— respondió con simpleza. — Pensé que te vería de nuevo en la reunión, pero me alegra que estés aquí. Así podremos conversar antes de que estemos rodeados por mocosos mimados.

—¿Vas a sentarte aquí?— le preguntó Dalton levantando una ceja al verlo moverse hacia la banca del lado de la mesa de Stiles, que se movió más hacia la pared al verlo.

—¿Por qué? ¿Está ocupado?— preguntó con cierta burla, tomando asiento junto a Stiles.

Dalton tuvo que ahogar un gruñido en su garganta, podía ver lo incómodo que se veía su padre con ese hombre sentado a su lado, pero no podía hacer nada para ponerlo en su lugar pues había muchas personas alrededor y no quería hacer una escena.

—Y dime Stiles, ¿qué ha sido de tu vida en estos años?— pregunta Peter mirando al castaño a su lado.

—Nada especial. Estudié para ser detective, me gradué con honores de la academia, y ahora trabajo en eso. — respondió encogiéndose de hombros.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora