Capítulo 16: Vínculo

1.1K 114 1
                                    


Pasaron unas agradables dos semanas para Dalton y su familia en las que tuvieron algo de tranquilidad, al menos dentro de lo que cabe, ya que después de todo la casa de los Parrish Martin se convirtió en la sede de los adolescentes y en algunas ocasiones de muchos niños. Sin embargo a la pareja no le molestaba, pues nunca antes habían visto a sus hijos y sobrino tan felices.

Dalton como cada mañana salió de casa para ir a la escuela junto a sus primos y tía, pero no subió al auto junto a ellos, lo que llamó la atención de los mellizos.

—¿Otra vez no vas a venir con nosotros?— le preguntó Meredith ya sentada junto a su hermano en los asientos traseros del vehículo, asomando su cabeza por la ventana abierta, y justo cuando el castaño iba a contestar, el auto de Dominic se aparcó frente a la casa, dejando libre la salida del estacionamiento para Lydia.

—No, linda. Dalton ahora tiene un nuevo transporte.— respondió Lydia por su sobrino, para luego ver a este con una sonrisa— Ten un buen día, cariño, y saluda a los chicos por mí.

—Lo haré. También ten un buen día, tía Lydia. Ustedes también. Adiós. Nos vemos para la cena.— se despidió de su familia, y así corrió hacia el auto donde lo esperaban sus amigos. Ellos al verlo lo saludaron y le dejaron subir y tomar el asiento de copiloto, y una vez todos listos condujeron hacia la escuela.

Tras llegar a la escuela, y tal como la última vez, al momento en que los cuatro caminaron hacia la entrada del establecimiento las miradas de todo el cuerpo estudiantil estuvo sobre ellos, pero esta vez Dalton no se sintió incómodo por ello, y caminó con confianza hacia el interior del lugar rodeado de sus amigos.

—Ok, aquí me separo de ustedes, tengo que sacar algo de mi casillero y llegar pronto a mi salón o me quedaré con el peor escritorio.— habló Christine rápidamente, acercándose a besar las mejillas de cada chico, dejando ligeramente atónito y ruborizado a Dalton, antes de salir corriendo por el pasillo— ¡Adiós!

—¿Dalton?— lo llamó Rasmus, haciendo que el menor reaccionara y pusiera su atención en él, viendo la sonrisa divertida del rubio— ¿Estás bien, amigo?

—Sí... Sí, estoy bien, sólo me sorprendió un poco.— respondió el menor con una risa nerviosa, volviendo a ver hacia el fondo del pasillo por el que la chica se había ido.

—A ver, déjame sólo... Tienes un poco de maquillaje embarrado.— dijo Dominic acercándose para limpiar la mejilla izquierda del chico, que se quedó quieto dejándose hacer. En el proceso quedaron bastante cerca el uno del otro, y una vez más Dalton se fijó en los ojos del beta, que al terminar su tarea y notar la mirada del menor, le sonrió— Ya está.

—Gracias, Dominic. No esperaba que ella me besara.— dijo el chico comenzando a caminar para encontrar su casillero.

—¿Te desagrada?— le preguntaron los hermanos al unísono.

—No, no es eso.— se apresuró a responder el menor— En realidad me pareció lindo.— dijo, y sus mejillas se ruborizan suavemente.

—Bueno, acostúmbrate, porque va a seguir haciéndolo.— le aseguró Rasmus— Y ahora me despido, voy tarde a clase de economía. Nos vemos.— se despidió alzando su mano junto a su cabeza, para luego salir corriendo hacia las escaleras que lo llevarían al segundo piso.

—Adiós, Rasmus.— contestaron ambos.

—¿Qué clase tienes ahora?— le preguntó Dominic a Dalton, que finalmente había llegado a su casillero y sacaba un libro y un cuaderno.

—Matemáticas.— respondió el menor soltando un suspiro, a la vez que cerraba el casillero y volvía a colgar su mochila a su hombro, para después mirar al lobo— Supongo que nos veremos en el receso.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora