Capítulo 33: Beacon Hills. 2016

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Cuando volvió a sentir su cuerpo y sus ojos terminaron de acostumbrarse a la brillante luz que los golpeaba, Dalton notó que se encontraba en una habitación de hospital, por lo que la vista de la ventana le dejaba divisar, era exactamente la misma habitación en la que antes había estado con Stiles, antes de realizar el hechizo.

Eso lo desorientó, y por un momento cree que no funcionó, pero al voltear a ver a su padre, nota que hay un anciano desconocido en su lugar. Antes de que pueda reaccionar, Melissa entrando por la puerta lo distrajo.

Pero algo llama su atención. Ella es más jóven de lo que recuerda, además de que no lleva su anillo de matrimonio en su dedo.

—¿Quién eres? No deberías estar aquí.— le dice ella al notar su presencia.

Confundido por lo que ocurre, intenta sentir los vínculos de su manada, los cuales logra sentir tras un par de segundos, pero les siente extremadamente lejanos y débiles, casi como si no existieran.

—Disculpe, ¿qué día es hoy? Necesito la fecha exacta.— le pide acercándose un par de pasos a ella, viéndola ladear la cabeza confundida.

—Um. 18 de Octubre del 2016...— responde rápidamente. Dalton suelta un pequeño jadeo bajando la mirada. Había llegado un mes antes de lo que había planeado, pero aún así había logrado viajar en el tiempo. Apenas podía creerlo— Lo lamento, pero realmente no deberías estar aquí.— el chico sonríe y sin más se va de la habitación, sabiendo del hospital tan rápido como sus piernas se lo permitieron, sintiendo una gran emoción y felicidad por haber realizado un viaje exitoso al pasado.

—De acuerdo... hagamos esto.

Poniéndose bien la mochila, comienza a alejarse del hospital, comenzando su camino hacia el lugar que sería su refugio durante el tiempo que estaría en el pasado. En el 2032 estaba vacío y abandonado, y de acuerdo a lo que había investigado, debería estarlo también en el 2016.

Mientras caminaba iba reconociendo el pueblo y repasando su plan en su cabeza:

Debía permanecer lo más oculto posible, evitar a Stiles, a la manada y a todos los conocidos de estos a toda costa, y comenzar con su vigilancia sobre el pueblo y pronta cacería del alfa salvaje, para lograr neutralizarlo antes de que pueda siquiera considerar atacar a su padre.


Caminó hasta llegar a una vieja propiedad, que como esperaba estaba vacía y abandonada, además de bastante apartada del resto del pueblo. Eso le hizo sonreír ampliamente, pues ya era una segunda victoria para él.

La entrada que debía usar estaba en la puerta de atrás, y no le costó abrir la pequeña puerta del sótano, pudiendo así ingresar en la vieja vivienda. Usando la linterna de su celular esquivó las cosas que fueron apareciendo en su camino, hasta encontrar la escalera que lo guiaría a la primera planta. Al subirla por fortuna la puerta estaba abierta. El lugar en definitiva estaba abandonado. Estaba oscuro, deteriorado y no había ni un centímetro a su alrededor que no estuviera cubierto de polvo o telarañas. Pero no le importó. Era algo que había contemplado, así que avanzó, comenzando a explorar el que sería su hogar hasta que pudiera cumplir con sus objetivos en ese tiempo.

Había una gran chimenea de roca en la sala, la cual estaba completamente vacía. En la cocina, que sólo tenía el lavaplatos, por obvias razones no tenía agua potable. Lo que debía ser el baño sólo era una pequeña habitación con una tina de bronce vieja y oxidada con agua mohosa en el fondo. Había dos habitaciones pequeñas al final del pasillo y una más grande en el medio de éste, en la que había un catre de madera roto a la mitad, y una silla mecedora en una esquina cubierta de polvo y una linda telaraña sobre cada rincón.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora