Capítulo 36: ¿La vida perfecta?

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Los ojos de Stiles se abrieron lentamente, recibiendo de golpe la brillante luz de la habitación.

Su mente estaba en blanco, por lo que se esforzó por enfocar su vista, y tras un par de segundos logra ver el techo de baldosa gris, pudiendo escuchar pronto los pequeños tics de las máquinas, olfatear el aroma de los desinfectantes, para finalmente poder sentir el cálido y gentil agarre en su mano derecha.

Lentamente movió la cabeza hacia un costado y vio hacia su lado, pudiendo divisar una cabellera rojiza y unos bonitos ojos verdes pardos viéndolo con tristeza. Pero al notar su mirada sobre la suya, estos tomaron una expresión de sorpresa e impacto.

—Oh por Dios...— Lydia se levantó de su asiento y corrió fuera de la habitación, en busca del personal médico.

Stiles no comprendía del todo lo que estaba ocurriendo, pero por las cosas que lo rodeaban y el aroma del cuarto en el que se encontraba, sabía que estaba en un hospital. Comenzó a moverse lentamente hasta poder tocar su rostro con sus manos, notando que tenía una máscara de oxígeno puesta, y con un poco de esfuerzo, logró quitársela. Su cuerpo estaba débil, y moverse resultaba trabajoso, pero aún así tras un par de intentos, se sentó en la cama, justo cuando un par de doctores y una enfermera entraban a la habitación.

Fue revisado por los médicos, quienes estaban sorprendidos por su milagrosa recuperación, pues parecía que nunca hubiese estado en coma.

—¿Puedes decirme tu nombre?— le preguntó la doctora que lo atendía.

—Stiles.— respondió tras algunos segundos de deliberación, pero por la mirada de la mujer, se dio cuenta que había usado su apodo— Digo, Mieczysław Stilinski.— se corrigió.

—Muy bien. ¿Sabes dónde estás?

—En el hospital, pero no estoy seguro de en cuál.

—Estamos en el hospital de Beacon Hills.— le explica la mujer, y Stiles asiente, comprendiendo— Ahora, ¿qué es lo último que recuerdas?

—Estaba con alguien... un hombre, creo.— responde tras pensar por algunos segundos— Íbamos en un auto...

Los doctores notan conversar y realizarle algunos estudios, que aunque parece un poco confundido sobre tiempo y lugar, y tiene una leve pérdida de memoria, se encuentra en perfecto estado. Al castaño le tomó un momento aceptar su nueva realidad y los eventos que lo llevaron a ella, además de reconocerse a sí mismo tras verse en el espejo, aún si se veía mayor de lo que recordaba ser, pero con la ayuda de la doctora de psiquiatría, esto se hizo un poco más sencillo.

Tras ser testeado y monitoreado por los médicos un par de horas, Stiles recibe la visita de sus seres queridos, que habían sido avisados de su recuperación. El primero en entrar a la habitación fue Derek, que veía a Stiles con sorpresa y felicidad contenida. Le habían advertido de su estado actual, por lo que debía medir sus reacciones antes de actuar alrededor de él.

—Derek.— lo llamó Stiles al reconocerlo. El hombre dejó salir el aire de sus pulmones en un suspiro aliviado, acercándose al castaño.

—Hola. ¿Cómo te sientes?— le pregunta sentándose en la suya junto a la cama.

—Un poco débil, pero bien.— contesta Stiles con una pequeña sonrisa, la que Derek corresponde con una propia— ¿Qué me pasó? Los doctores me dijeron que tuve un accidente de auto, y que aunque salí ileso, tuve un derrame cerebral y un ataque al corazón, y que mis pulmones se habían llenado de líquido. Pero soy una chispa, cosas como esas no me pasan, así que...

—Fue tu chispa.— le comenzó contando— Deaton nos explicó que por motivos desconocidos, tu chispa colapsó y comenzó a apagarse, y sin ella tu cuerpo se hizo vulnerable. El derrame cerebral, el ataque al corazón y el colapso de tus pulmones fue un efecto secundario de eso, y como resultado entraste en coma.— explicó— Pensamos que no despertarías...

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora