Capítulo 27: La felicidad nos dura muy poco

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Los Stilinski iban de camino en el auto de Dominic rumbo a la fiesta de Halloween, pero al igual que el resto de los adolescentes que no fueron interceptados por la policía, al acercarse, dejaron el auto estacionado en una zona del bosque a algunos metros de la casa, y siguieron el camino a pie.

Los siete iban disfrazados de modo que se mezclaban perfectamente con el resto de los adolescentes que iban rumbo a la fiesta: Dominic iba vestido irónicamente de vampiro, con colmillos falsos y sangre falsa en la comisura de su labio, además de un traje elegante para darle el porte de un noble, peinando su cabello rojizo hacia atrás con ayuda de un poco de gel; Rasmus era una especie de zombie, usando ropa algo rasgada y maquillaje verdoso en todo el cuerpo además de dibujarse cortes y puntadas falsas en las manos y el rostro; Dean se vistió de hombre lobo, usando una peluca, patillas falsas y enormes, algo de maquillaje para acentuar más sus facciones y hacerlas más toscas, además de colmillos falsos, orejas puntiagudas, y unos guantes con pelaje falso en el dorso; Dalton no tuvo imaginación alguna, y sólo compró un disfraz de cuerpo completo de esqueleto, que más parecía una pijama, y se pintó la cara y las manos para simular huesos con maquillaje negro y blanco; Christine vestía una bata de entrenamiento de karate, con una cinta blanca atada en su cabeza, su cabello tomado en una coleta, unos guantes amarillos de entrenamiento, y zapatillas; Maddy se disfrazó de hechicera, usando un vestido hasta las rodillas abierto enfrente, un corset, guantes negros sin dedos, medias de malla, botas casi hasta las rodillas, y un abrigo largo con capucha sobre todo el conjunto, todo en colores negro, violeta, gris, además de un maquillaje sombrío que resaltaba sus ojos marrones casi negros y la hacía ver más pálida de lo que era; y por último estaba Robin, vestida de ángel, usando un vestido sobre las rodillas color blanco, con mangas translúcidas y alas emplumadas en su espalda, además de sandalias blancas con un pequeño tacón.

Al ir acercándose huelen a la manada Hale/McCall, a Lydia y Jordan ocultos en la oscuridad, además de ver a otros adolescentes que felices también se dirigían a la fiesta.

—¿Recuerdan lo que tienen que hacer?— les preguntó Dalton a sus betas cuando ya estaban a nada de cruzar por las puertas de la reja alrededor de la propiedad donde se estaba llevando a cabo la fiesta, y estos asintieron.

—Lastima que ya no podemos emborracharnos.— comentó Robin haciendo un mohín, haciendo sonreír a algunos de los betas, mientras que Maddy rodó los ojos.

—Concéntrate, Robin.— la corrigió el castaño, aunque le dejó saber que no se había molestado al mostrarle su siempre amable sonrisa— ¿Recuerdas lo que tienes que hacer?

—Mantenerme alerta y atrás de ustedes, y no quitarse el brazalete que me diste por nada del mundo.— respondió ella.

—Eso es.— finalmente llegan a las puertas de la casa, y los siete se paran serios oyendo la música y a las personas en el interior— ¿Listos?

—Sí, alfa.— responden los betas, y con ello Dalton abre la puerta y entran a la casa. Allí ven a prácticamente toda la escuela disfrazada festejando. Ya casi todos estaban algo ebrios, y esparcidos por todas partes disfrutando de la fiesta.

—Bien, aquí vamos.— dice el joven alfa, y así los acompañado por sus amigos camina hasta llegar al centro de la casa, y una vez ahí saca de su manga un pequeño papel con escritura hecha a mano de un hechizo, que le dio Deaton para sellar la propiedad y evitar que más adolescentes entren y que los que ya se encontraban dentro, volvieran a salir.

Dalton se paró derecho con el papel entre las manos mientras que Dominic y Rasmus se encargan de rodearlo para que nadie le vea. Entonces hace brillar sus ojos y manos, y leyendo el hechizo, lo hace funcionar.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora