Capítulo 21: Tenemos un problema

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—Alfa McCall, ¿se puede saber qué hacen afuera de nuestra casa?— le pregunta Dalton cruzándose de brazos, y Dominic a su lado hizo lo mismo, mientras que Christine y Rasmus estaban un paso atrás de ellos bastante serios y sin quitar su vista de los intrusos. Dean por su parte estaba oculto detrás de la imponente figura del beta rubio, intentando no encontrarse con la mirada de Malia.

—No estamos aquí para pelear si es lo que te preocupa.— le respondió Scott con serenidad, pero todos los presentes podían sentir la tensión formándose entre ambos alfas.

—¿Entonces qué quieren?— les cuestionó el joven alfa.

—Estoy bastante seguro de que ya saben lo que está pasando en el pueblo.— comentó el moreno— Siete personas fueron asesinadas en nuestro territorio. Necesito que me den toda la información que tengan al respecto.

—Estamos al tanto, pero me temo que no puedo ayudarlo, alfa McCall. No tenemos más información que el resto del pueblo.— le respondió Dalton con tranquilidad, viendo la expresión del alfa verdadero torcerse un poco al no recibir la respuesta que esperaba.

—Parrish debió decirles algo. Darles información sobre el caso.— habló Malia con seriedad, haciendo sonreír fingidamente al joven alfa, que fijó su mirada en ella para poder contestarle.

—Seguro, si lo hubiésemos visto desde que aparecieron esos cuerpos en el bosque. Pero ese no es el caso. Lo lamento, pero no podemos ayudarlos.— les respondió encogiéndose suavemente de hombros.

—Aunque en realidad tampoco queremos hacerlo.— habló Christine parándose junto a su alfa, y apoyando su brazo sobre su hombro.

—Sí, eso también.— estuvo de acuerdo Dalton, sonriéndole a su beta, para después volver su atención hacia los adultos frente a ellos— Bueno, si eso es todo, alfa McCall, me gustaría que se fueran.

—¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó Malia cuando finalmente pudo divisar a Dean oculto detrás de Rasmus— Creí haberte dicho que te fueras del pueblo.— dice avanzando unos pasos hacia la joven manada, viendo al beta castaño con molestia, pero su avance fue detenido por los ojos brillantes de Dalton y sus betas sobre ella.

—¿Y qué importa lo que le hayas dicho? No tiene porqué obedecerte.— habló Rasmus ocultando más al menor a su espalda, sin quitar su mirada dorada de la coyote, que soltó un gruñido al oírlo.

—Es un lobo traspasando territorio de manada.— habló la coyote entre gruñidos.

—¿En serio? Qué extraño.— comenta Dalton haciéndole frente— Si mal no recuerdo, Dean es un invitado de mi manada, en nuestro territorio, así que sólo se irá si me da motivos para expulsarlo, no porque a tí se te dé la gana. Ahora, con eso claro, fuera de mi propiedad.— les habló con seriedad, viendo a la coyote gruñir y apretar los puños, pero al sentir la mano del alfa verdadero en su hombro se detuvo, y caminó por el lado de la manada Stilinski, alejándose de la casa a pasos largos y firmes.

Scott la siguió pocos segundos después, no sin antes cruzar miradas con Dalton, y dejar un casi inaudible "Esto no se quedará así", perdiéndose en una esquina al final de la calle. Sólo entonces la pequeña manada se permitió relajarse.

—¿Estás bien, Dean?— le pregunta, volteando a ver al pequeño beta, que con la mirada gacha sólo se limita a asentir suavemente, antes de sentir uno de los brazos de Rasmus rodear su cuerpo y apegarlo a su torso— Vamos, entremos.— les indica a los betas, y estos asienten, comenzando a caminar hacia la entrada de la casa mientras se van poniendo sus pulseras supresoras.

—Esperen.— los detiene Christine, sacando su celular al sentirlo vibrar en su bolsillo, y al desbloquearlo ve que es un mensaje de Lydia, el cual lee enseguida— Lydia quiere que nos reunamos con los demás en su casa. Tienen información para nosotros.— les informó con preocupación en su rostro. Los chicos se ven entre ellos, y Dalton suspirando hace una seña con la mano, y con ella todos regresan al auto para poder dirigirse a la casa de los Martin Parrish.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora