Capítulo 22: Tenemos muchos problemas

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A primeras horas de la mañana todos se reúnen en la veterinaria para tratar a los heridos y discutir lo que pasó esa noche. Dalton y Maddy al estar en el lago fueron los últimos en llegar al lugar, pero rápidamente pasaron a la sala de operaciones donde los demás se encontraban.

—¡Chicos!— dice Dalton entrando a la sala, yendo directamente hacia sus betas reunidos en uno de los rincones.

—Dalton.— responden los betas sonriendo al verlo, recibiendo el abrazo de su alfa.

—Lamento no haber podido estar con ustedes, ¿están bien?— les pregunta, notando rápidamente a Dominic sin camisa y una venda sobre su hombro.

—Sí. Sólo me dieron a mí, pero estoy bien.— le asegura moviendo el brazo del hombro lastimado— Quedé un poco magullado, pero ya estoy sanando.

—¿Tía Lydia?— llama a Lydia viéndola entrar a la sala junto a Erika, preocupándose al no ver a Jordan.

—Tranquilo, no me hicieron daño.— le dice acercándose a él para tomar su mano, dándole un cariñoso apretón— Jordan está con la policía encargándose de la situación.— le explica, y el chico asiente más tranquilo, pero no puede evitar notar los rostros contrariados de los presentes.

—¿Qué fue lo que pasó?— les pregunta.

—Los adolescentes del pueblo violaron el toque de queda impuesto por el sheriff para hacer una fiesta clandestina en un edificio abandonado a las afueras del pueblo.— le cuenta Scott con seriedad— Eso atrajo a los betas salvajes.

—Aparecieron de la nada, y desaparecieron de la misma forma.— habla Erika parándose junto a Boyd— Luchamos contra cinco de ellos. Son los betas más rápidos y poderosos que he visto.

—Peleaban como alfas, y siempre atacando a las zonas delicadas del cuerpo, como el cuello.— le cuenta Christine cruzándose de brazos.

—Definitivamente tuvimos suerte esta noche.— dice Allison, y alguno de los presentes asienten.

—Lástima que no todos pasaron la noche.— dice Lydia, dejando caer un ambiente lúgubre sobre los presentes.

—Fue demasiado rápido.— habla Malia quitándose el vendaje del abdomen, mostrando que su herida ya había sanado— No hacen ruido, no dejan ningún aroma, y para cuando los encontramos ya habían cadáveres en el suelo. Ni siquiera pudimos seguirles el rastro antes de que escaparan.

Luego de las palabras de la coyote un largo silencio se forma entre todos los presentes, que se quedaron meditando sobre la terrible noche que en general habían tenido, y que no habían podido hacer nada para evitar las fechorías de los betas salvajes.

—No fue la mejor noche, pero todos sabíamos qué podía ocurrir, así que lamentarse ahora está de más.— habló Deaton rompiendo con el silencio— Les sugiero que por el momento vayan a descansar.

—Fue una noche larga para todos. Creo que deberíamos descansar por unas horas.— habla Dalton viendo a los presentes— Descansados podremos seguir investigando.

—Bien.— dice Scott levantándose de la silla en la que estaba sentado, y el resto de la manada Hale/McCall al verlo se preparan para irse— Nos mantendremos en contacto.— le dice a Dalton, y con eso sale de la sala de operaciones seguido por su manada.

—Gracias por cuidar de mis betas.— les agradece el joven alfa a Erika y Boyd, quienes asienten con una sonrisa gentil, antes de salir de la sala para poder dejar la veterinaria y volver a la mansión en el bosque. No mucho después se van los Stilinski junto a Lydia, no sin antes despedirse de Deaton.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora